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Algunos creen que el incremento de la población genera mayor consumo y, por tanto, mayor pobreza y sí, es cierto. A) por la disminución de la mortalidad infantil y b) por el avance médico que alarga el tiempo de vida del hombre, la población crece pero no es cierto que ese crecimiento conduzca a la pobreza necesariamente.

Se ha insistido en la idea de que la Tierra sufre un exceso de población, idea que ha conducido a políticas tan drásticas de control de la natalidad como la mantenida en China durante años, que prohibía tener más de un hijo por matrimonio. Sin embargo, ese concepto ya fue puesto en cuestión por el economista norteamericano Julian Simon quien, en 1981, escribió The ultimate Resource (’Los recursos definitivos’). Autor asimismo de otros títulos como It’s getting better all the time (’Las cosas mejoran todo el tiempo’) se opuso frontalmente a la teoría de John Malthus quien, sin ningún apoyo estadístico o experimental, sostuvo que la Humanidad estaba abocada a su desaparición dado que la producción de bienes aumentaba de forma aritmética, es decir, 2 + 8= 10, por ejemplo, en tanto que la población aumentaba de forma geométrica o exponencial, en este ejemplo, 2 x 8 = 16.

Según Simon la solución ‘definitiva’ se encuentra en el ingenio humano pues más seres humanos, si viven en buenas condiciones, son fuente de mejores recursos pues no se trata de considerar más bocas que alimentar sino más cerebros para pensar. Coherente con el mandamiento «Creced y multiplicaos», una vez más la Ciencia demuestra por experiencia lo que ya sabíamos por Fe.