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El negacionismo está prohibido. Pero no todos. Puedes negar que Hitler era el funcionario de masas genocida de pueblos ‘enfermos’. Que Stalin era su admirador. Que la Tierra es redonda, que Franco es el asesino de nativos mayor de la Historia, pero jamás niegues dos cosas: que un enfermo es una molestia colapsadora y, segundo, que hay que cazar a enfermos ocultos cuya misteriosa enfermedad con un número debe matarlos en serie. En Cabin fever se retrata un mundo donde atacar al enfermo se paga. Unos jóvenes frívolos de buena sociedad, alquilan una cabaña en un bosque. Uno, armado con un rifle, descubre a un hombre enfermo que le pide «un vaso de agua, por favor». El pijo siente asco. El enfermo recibe un disparo en un pie. A la noche, va a la cabaña: «por favor llévenme a un hospital». Ellos sienten más asco y lo queman vivo. Matan al enfermo, no intentan curarlo, no les da pena. Un enfermo es un moribundo que puedes matar porque según la sociedad está destinado a morir. Pero el enfermo cae al río. Las aguas se pudren y beben de su propia medicina. El crimen que el destino se cobra es tratar de moribundo a un enfermo y a un desconocido de infectado que puedes matar como moribundo. Uno a uno mueren de hemorragias. Nadie les ayuda. En el hospital, son una molestia. Uno, en el bosque autoconfinado, vuelve a la cabaña y se siente un superviviente riendo, pero los policías lo abaten. Unos niños venden limonada a los policías con agua del estanque: todos morirán. Una sociedad narcisista que ve al enfermo como un monstruo... prefiere morir que enfermar, como la eutanasia. Los jóvenes mueren como su víctima.


La agencia oficial CDC reconoce en USA 11.000 muertos tras vacuna y unos 500.000 lisiados. Pero muchos prefieren morir vacunados. Porque COVID significa la mera idea de enfermar, un monstruo en una sociedad donde quien tiene fiebre, es moribundo y, como diría Sartre, «la COVID son los demás»: los jóvenes, los extraños, los que tosen, los de la comarca de al lado, lo que no soy yo. En Doom un ‘infectado’ se suicida antes que caer enfermo y sentirse un monstruo. Según un técnico de lo sano: «ser negacionista es regresivo». En la Edad Media y Grecia los asesinos de débiles pidiendo agua caían bajo la espada de Hércules. Cabin fever es realista.

Si tratas al prójimo de enfermo moribundo sobrante, disfruta de cómo te tratará a ti tu sociedad pura y científicamente infalible.