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Definitivamente y tras numerosos intentos en todo el mundo, liderados por el bandido ahora en la clandestinidad Donald Trump , la ultraderecha nos ha birlado subrepticiamente la palabra libertad. Se han apoderado de ella; están en uso de esa palabra, y nadie la puede tocar. Pendientes de que nos robasen el sueldo, las instituciones y la historia (el relato), resulta que los muy bribones iban a por ese vocablo. Libertad. Cuatreros de palabras. Desde que el Tribunal Constitucional sentenció que el confinamiento fue ilegal y anticonstitucional, un atentado a la libertad y los derechos humanos, y luego escuchamos día tras día las soflamas libertarias de Vox y del PP (¡esas imágenes de Ayuso y Rocío Monasterio como La libertad guiando al pueblo !), investidas ahora con la autoridad jurídica del TC, comprendí que ya no había nada que hacer. Al menos desde el punto de vista lingüístico. La ultraderecha es la libertad y no hay más que hablar.

Antes, el ‘procés’ catalán ya se había apropiado de tan resonante palabra (suena como un gong, a veces como campanas tocando a difuntos), y daba un poco de vergüenza usarla, pero ahora es imposible. Te deja la boca escaldada y, personalmente, no pienso volver a pronunciarla si no es obligado a punta de pistola. Este asombroso escamoteo léxico, el robo del siglo diría yo, se veía venir desde hace tiempo, pero no le dimos importancia. Palabrería, sólo son palabras, cómo va a ser la ultraderecha paladín de la libertad. Olvidando que las palabras lo son todo, absolutamente todo nuestro capital mental, y más vale que te roben un rebaño de cabras, o la cartera a quien la tenga, que una palabra importante y significativa. Y olvidando que los bellacos de la derecha extrema, de toda la vida, no se conforman con fruslerías y van siempre a por el cofre del tesoro, que son precisamente las palabras.

De jovencito, yo era medio anarquista, y libertario a más no poder, hasta que descubrí que había montones de anarquistas de derechas (incluso banqueros anarquistas había), aunque en ese caso la palabra anarquía no la trincaron, por el asco que les daba. Libertad es palabra más fácil de saquear, sobre todo para un ultraliberal; es como un real de a 8, y de ahí el robo del siglo. Que se veía venir. Viva la libertad, claman a diario estos bribones.