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Hace una semana recibo un mail del departamento de cobros de Orange avisándome que he de abonar urgentemente la módica cantidad de 30 euros. La misma mañana recibo una carta de una empresa de cobros, WCM. En ella me alertan que si no subsano la deuda ‘amistosamente’ en los próximos 7 días iniciarán procedimiento judicial. Al alimón recibo infinidad de llamadas de teléfonos cuyos 6 primeros números son iguales y que voy bloqueando paulatinamente. En algunos casos las llamadas del mismo número ascienden a decenas. Y todo eso después de que, dos semanas antes, una chica del teléfono de solicitud de baja de Amena (Orange) me asegurara que todo estaba correcto. No debía nada, ni me debían nada, más después de haber esperado desde abril a que se normalizara mi situación como excliente de Amena.

Porque tras tramitar dicha baja se me siguieron pasando recibos como si todavía fuera cliente hasta que, harto de telefonear y de que me asegurasen que ya estaba correcto (incluida la devolución de un recibo que nunca se hizo) me dio por devolver un recibo. Ahora sí me prestaron atención, ahora sí ya era importante que ese cliente que se queja de vicio porque hace meses que solicitó la baja y le seguimos cobrando porque nos sale de los santos cojones, nos pida perdón de rodillas ya que no es más que un sucio delincuente, chorizo o maleante, que no merece más que un escupitajo.

Al individuo que me escribió el mail intenté hacerle ver que otro departamento de su compañía me había asegurado lo contrario a lo que él me exigía, sin embargo, en un alarde de chulería casposa me devolvía el mismo mail de advertencia (amenaza) cada dos por tres. Hacía tiempo que no sentía el impulso de pegarle dos buenos puñetazos a un completo idiota.