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Anadie parece importarle. Cosas que pasan, está lejos. Canadá, casi en el polo, alcanzó por primera vez los 50 ºC. Hay cientos de muertos por la ola de calor. Simultáneamente, el permafrost, la capa de hielo perpetuo del Ártico, se está descongelando de forma acelerada. El ministro de Recursos Naturales de Rusia, Aleksandr Kozlov, confirma que más del 40 % de todos los edificios del norte –levantados sobre el hielo hace décadas– están experimentando deformaciones en su estructura, y que la construcción de carreteras y ferrocarriles se ha vuelto complicada. Del permafrost fundido pueden surgir antiguos microorganismos patógenos y, con toda seguridad, millones de toneladas de metano, un gas con un efecto invernadero veintitrés veces más potente que el CO2. No se pierdan el devastador informe que publicará el Panel Internacional para el Cambio Climático de la ONU en febrero de 2022, aunque a nadie parece importarle.

Taiwan y Corea del Sur, países sometidos a una fuerte sequía, y principales productores mundiales de chips, han decidido suspender el riego de tierras agrícolas para dar prioridad a sus fábricas de chips, fábricas de altísima tecnología que emplean ingentes cantidades de agua para la producción. Estados Unidos ya se ha apresurado a decirles que sigan con los chips, que hacen falta para la industria automovilística y electrónica, que si tal ya les mandarán ellos comida. Otros recursos imprescindibles para la civilización tecno-industrial sufren también crecientes problemas de suministro, comenzando por el agua, pasando por el petróleo y acabando por las llamadas tierras raras. Nadie parece encontrar relación con lo de Canadá y el polo.

Mientras, tanto los aguerridos ejecutivos de la libre empresa reunidos en Barcelona en el Mobile World Congress (por supuesto, neoliberales, cornucopistas, crecentistas y tecnófilos) como los políticos que los arropaban pasaron de puntillas por ese corte de suministro de semiconductores y chips, que está estrangulando buena parte de la industria mundial, comenzando por el sector de las telecomunicaciones y la informática. No les importan Canadá ni el polo, ni encuentran relación alguna entre esos hechos y sus propios problemas.

Nadie quiere saber, nadie ve las relaciones, a nadie parece importarle. Será porque es verano.