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Leo que un cliente digital, supongo que eso soy, le cuesta al banco catorce veces menos que si acude a una oficina bancaria. Una media de 97 euros anuales en comparación con los 1.300 euros del presencial, algo que no me lo creo. Ya se sabe que los bancos mienten tanto como los políticos, que, según el dicho popular, sólo sirven para pelearse entre ellos y robar. 97 euros es una mierda si se piensa bien, ya que, además, ellos lo recuperan a base de comisiones tan legales como lo debe ser el ‘M. Rajoy’ de la libreta de Bárcenas . Y si tienen que pagar 1.300 por cada presencial, que se jodan, que bastante se ha hecho en otras épocas rescatándoles del pozo de basura donde estaban inmersos. Y todo ello teniendo en cuenta que en muchos bancos el horario de caja se cierra a las once; otros ya no manejan dinero en metálico. Si tienes que dar de baja una cuenta corriente en el BBVA, tienes que acudir a la oficina del Mercado del Olivar o a una de Son Armadans. Tócate las narices.

Hace dos semanas escribí sobre un problema que tuve con mi tarjeta de débito. Se me bloqueó y no sé cómo vía online pedí una nueva que no quería. Acudí a la oficina, asumiendo que aumentaba mi costo de 97 euros a unos cuantos más, y la cajera me dijo que, si había solicitado una tarjeta y ella activaba una nueva, acabaría teniendo dos, ya que la que había pedido me llegaría por correo postal. Bien, esa tarjeta nunca llegó. La cajera también me dijo que recibiría un contrato a mi aplicación de CaixaBank, contrato que nunca llegó. Y todo esto me lo dijo un poco mosca porque estaba subiendo mi coste presencial a cada minuto que pasaba, ya debía rondar los diez euros de más, y yo estaba haciendo preguntas estúpidas que ensalzaban mi ignorancia y por tan pocos euros no están para tonterías.