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Han pasado ya treinta años desde la muerte de Monserrat Roig, con solo 45 de edad y aún con muchas cosas por hacer. Hija del Eixample barcelonés, encarnaba la imagen de los ideales de los vencidos en la Guerra Civil. Feminista y militante de izquierdas, vinculó su obra al mundo que la rodeaba. Como ella misma decía, «tant la vida, com els llibres, com la ciutat on vaig néixer, s’han anat tranformant en les meves pàtries».

Sus primeras novelas son crónicas y magníficos frescos de la Barcelona de la Posguerra. Noveló historias de aquel día a día opresivo en obras como Ramona, adéu o El temps de les cireres. Contienen relatos de gran interés que surgían de la propia vida, la gente con sus vivencias y sus miedos. Sus obras nos regalan descripciones con gran valor documental.

Vital y solidaria, pronto su voz no se limitó a la novela y buscó la inmediatez del periodismo y la investigación histórica. Fue una gran periodista, con un periodismo culto, feminista y recuperador de la memoria histórica del país. Entre otros, su mejor trabajo fue Els catalans als camps nazis, una dura batalla contra la amnesia histórica, de la cual fue pionera.

Conectó con un público que no solo seguía su narrativa, sino también sus columnas de opinión, publicadas en el diario Avui. Disfrutaba del periodismo, con una sonrisa eterna en sus labios. A su temprana muerte era una de las autoras más populares en el mundo literario. Pero como acostumbra a pasar, a la desaparición física de una escritora, sigue el cruel mutis de sus libros. Por suerte, los aniversarios sirven para algo y cuando se cumplen 75 años de su nacimiento, se anuncian reediciones de sus obras y distintos homenajes.