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Cierta escritora novel parafraseando a una escritora famosa decía que las identidades no son importantes cuando se trata de mujeres o que la mujer no se tiene que considerar héroe o que no hay que aplaudir a las enfermeras y médicos que luchan contra la pandemia a diario. En fin, el exceso de humildad hasta llegar a la autodestrucción es un error y defecto de muchas mujeres. Sí se nos ha dicho que podemos con todo pero lo necesitamos para levantarnos la moral. No es ningún consuelo ante el exceso de trabajo y la falta de ayuda que te digan que tu tienes razón cuando dices que eres una inútil. Sobre todo si has dado más de lo que te corresponde y no te han ayudado. El halago de decir «tu Manuela puedes con todo» no sobra, al contrario, la sociedad ya nos ningunea y margina bastante como para no sentirnos valoradas. Virginia Wolf tenía una visión distorsionada de la realidad y todos sabemos que acabó mal. ¿Podemos coger al pie de la letra la palabra de alguien que estaba pidiendo a gritos que le quitasen la razón. Los aplausos por ejemplo eran necesarios y las profesionales de la salud los agradecían y todo halago se agradece. La fuerza moral no sobra , es necesaria.

En fin, en un círculo depresivo todo lo ves negro y no necesitas que te den la razón cuando tu falta de valoración te lleva a la desesperación y al suicidio (pasó a Virginia); cuando estás así necesitas que te den fuerza moral y te consuelen contradiciendo lo que dices. Lo sé por experiencia.

Es más, un halago en las circunstancias de ostracismo en que se encuentra la mujer no sólo es necesario sino imprescindible y eso es algo a aprender. Todo tiene un límite y el límite de la humildad está en la defensa del honor, la dignidad y los méritos que nos da el destino, dios o como lo queramos llamar a cada una y a cada uno de nosotros. Sino podemos entender el exceso de humildad como falta de agradecimiento a ese ser hipotético que nos creó a su imagen y semejanza, no solo al hombre también a la mujer.