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La otra mañana, en el coche, Sofía me dijo que la mejor etapa de la vida era la que iba de los cero a los diez años. ¿Ah, sí?, respondí. ¿Y cómo es eso? Es que cuando tienes la edad de los abuelitos, me explicó mi hija, que tiene siete años, siempre te duelen los huesos y ya no puedes moverte con agilidad y prefieres pasar la tarde sentada, frente a la tele. Cuando eres madre o padre, prosiguió, tienes que estar pendiente de muchas cosas, cosas de la casa y del trabajo, y nunca paras y eso es muy estresante. Y cuando llegas a la edad del pavo, te vuelves un poquito loca y, además, te distancias un poco de los padres y eso no me gusta, me da pena.

Yo le sonreí a través del espejo retrovisor interior y le dije que hay muchas formas de estar unidos y que disfrutara de todas las etapas de la vida porque todas tenían sus cosas buenas y tal.

Como padre, no sé, pero como coach motivacional experto en crecimiento y autoconocimiento tengo futuro, ¿no?