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A Company le encanta que los planes salgan bien. Como en la serie del Equipo A, se fuma un puro cuando consigue lo que persigue, aunque lo que persiga vaya cambiando en función de las circunstancias. A Biel Company le apetecía ser presidente de Baleares pero no como único objetivo. Sabía que, por el camino, debía arreglar el partido que le había dejado el licenciado expresidente, ahora enrolado en las frágiles filas de Ciudadanos. El exlíder popular ha sido la primera víctima del efecto Ayuso. La ola de Isabel se lo ha llevado por delante sin que haya puesto la más mínima resistencia. Puede que hasta la haya surfeado, como un campeón y con el dedo medio en alto para despedirse del respetable. Se va sin portazo, sin ruido, sin triunfo, pero con su satisfacción personal del deber cumplido, aunque solo sea a medias, los objetivos. Primero, poner orden, después ganar. Y lo de ganar se lo dejará a la niña de sus hijos: Marga Prohens. La campanera espera dar la campanada llegando al Consolat como la primera mujer pepera. La pandemia será una buena ayuda, Ayuso la otra, pero Armengol no es rival fácil. Tiene más tablas y además gobierna. Se avecina una contienda emocionante, aunque queda media legislatura y, en política, los tiempos son más importantes que los carteles. De momento, una cosa parece clara: volverá a haber una mujer en el Consolat. Nada mal.