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Querría empezar este artículo de opinión con una pregunta lanzada al aire, y me gustaría que todos y cada uno de los lectores se contestara a sí mismo, ¿Necesita Baleares recuperar la economía?

¿Quién en su sano juicio contestaría de manera negativa? Estoy convencido de que todos y cada uno de nosotros preferimos vivir mejor de lo que lo hemos estamos haciendo en los pasados meses, y me atrevería a decir, en los pasados años. Porque el problema no se enmarca en un ‘antes’ de la COVID o ‘después’ de la pandemia. No, viene de mucho más atrás. El coronavirus simplemente ha sido una excusa a tantas tropelías que se han llevado a cabo de manera más o menos intencionada.

Con esperanza, hace dos años nos reunimos diferentes asociaciones y entidades para ejercer una presión sobre quienes rechazan el llamado turismo de cruceros. Tendimos la mano al gobierno de las Islas Baleares para buscar una solución a la problemática suscitada por pequeñas plataformas que se estaban creando en contra de este tipo de turismo. Pensamos que el apoyo del tejido empresarial de Baleares era lo que necesitaba la Administración para hacerse fuerte ante los pequeños grupos anticruceros que hacían ruido sin argumentos sólidos con los que defender su posición.

Nosotros, que representamos la mayor parte de la actividad empresarial de nuestra tierra, seguimos en el mismo punto de partida. Creemos que Baleares debe apostar firmemente por el sector de los cruceros, pensamos que tiene que ser considerado como palanca de recuperación del motor económico porque, guste o no, la industria de cruceros supone una inyección económica de casi 6.000 millones de euros al año y genera en nuestro país más de 50.000 puestos de trabajo.

Y como las cifras no dan lugar a dudas, no entendemos por qué la Administración no se ha adelantado a otras regiones y ha ofrecido el mar balear como parada prioritaria. Mientras otras regiones ya han presentado sus opciones y los cruceros ya han planificado sus rutas en otros puertos, en Baleares seguimos deliberando en la importancia o no de este tipo de turismo. Y, una vez más, llegamos tarde.

Baleares cuenta con una excelente situación sanitaria. Somos de las comunidades con menos incidencia de contagios. Aun así, seguimos con severas restricciones y toques de queda injustificados que no benefician a nuestra economía. Se nos ha pedido paciencia y calma porque se trataba de salvar el verano pero el verano se gestiona en primavera. La planificación de llegadas a nuestras Islas se tenía que haber abordado meses atrás con planes sanitarios seguros y reivindicando el espacio que nos corresponde por ser islas afortunadas. Pero no, nuevamente llegamos tarde y llegamos mal.

Nada justifica esta parálisis ni esta negativa a generar más ingresos gracias a la industria de cruceros. Los turistas que vienen por esta vía se presentan en los barcos con una PCR negativa 72 horas antes de embarcar. Al llegar a Baleares se les repite un test de antígenos y solo con un resultado negativo pueden disfrutar de nuestro destino. Por tanto, si no es por contentar a los anticruceros, si no es porque el partido que preside debe justificar equilibrios con sus socios nacionalistas poco amigos del progreso económico, si no es porque en el fondo no hay interés en generar mayor riqueza, ¿a qué se debe esta falta de concreción y de impulso de nuestras Islas como destino seguro?

¿Necesita Baleares recuperar la economía? Sí. Porque solo así llegaremos a buen puerto y conseguiremos que Baleares sea un archipiélago abierto al turismo.