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En abril es cuando los escritores se llevan las mayores alegrías y los mayores batacazos. Hablamos de aquellos que aspiran a vivir de esto y no de esos juntaletras ocasionales para quienes publicar un libro es alegría para el ego y poco más. Adolfo Bioy Casares dijo: «Él escribía por necesidad, por dinero y lo hacía admirablemente». Pues eso, en estos días de abril sabremos los libros que hemos vendido durante el ejercicio anterior –en este caso del 1 de enero al 31 de diciembre de 2020– y de ahí lo que nos toca cobrar: el 10 % del precio. Hay que deducir un 15 % que se lleva Hacienda y otro 15 % que es para la agencia literaria. O sea, de un libro que cuesta 20 euros sólo 1,4 llega a su autor. Y mientras, confiamos esperanzados en Sant Jordi sabiendo que las cifras de este año pandémico serán nefastas. Y seguiremos escribiendo por necesidad, por dinero e intentando hacerlo admirablemente.