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Como actualmente todo está muy venido a menos a causa del virus, parece que el famoso péndulo de la historia que rige los destinos de la humanidad mediante un movimiento oscilatorio, ahora estoy aquí ahora estoy allá, ahora subo y ahora bajo, aunque obedeciendo a la misma fuerza gravitatoria, se ha convertido en un columpio, y de los infantiles. La actualidad se columpia; apenas empezamos a relajar las restricciones, y ya se habla de una cuarta ola por los previsibles excesos de la Semana Santa (excesos casi imperceptibles, una birria de excesos); antes de intentar sacar cabeza, ya hay que volverla a meter. De la euforia a la desolación en décimas de segundo, cuando no simultáneamente, porque la dinámica del columpio determina que cuanto más alto subas más rápido bajarás, y en eso consiste columpiarse. Poe hizo un célebre relato de terror con el péndulo de marras, al que con buen criterio tituló El pozo y péndulo , pero ahora no podemos hacer ni eso, porque El pozo y el columpio , aunque también aterrador, suena un tanto irrisorio. Sí, hasta los pavores pendulares han degenerado mucho, y no hay forma de salir del pozo. Casi es preferible que la oscilación pendular de la historia sea un péndulo, y no un columpio en el que todo nos columpiamos como capullos. La ultraderecha sube cada vez más, y si columpiarse en la pandemia ya es angustioso, figúrense si además todas las malas noticias se columpian entre dos lugares tan turbulentos como Barcelona y Madrid, que son un pozo de negrura. Rivalizan en convulsiones; suba quien suba, sube la ultraderecha nacionalista. Y ni siquiera nos lo tomamos en serio (igual que al virus), porque cómo tomar en serio un columpio. Un día estás arriba y otro día estás abajo, rezonga la gente; un día escalas y al siguiente desescalas. Pero así como de la teoría política del péndulo lo sabemos todo, y el fútbol ha ayudado a divulgarla, del columpio no hay estudios rigurosos. Seguramente porque ningún politólogo ni sociólogo pensó que usaríamos ese jodido péndulo para columpiarnos. ¡Columpiarse en el pozo! ¡Perimetralmente! Si tan clara está en Europa esa cuarta ola, es un enigma para mí que no usemos la vacuna china, por ejemplo, y estemos todo el día columpiándonos, ahora me relajo y ahora me crispo. No es serio. Da dolor de cabeza.