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Es difícil abordar la cuestión. Son muchos los que interesadamente confunden. La religión musulmana no mata. Por supuesto. Y la inmensa mayoría de creyentes de ese tipo consideran vomitivo lo acontecido en París, o en su día en Madrid, o Londres, o Nueva York…Pero queramos o no, el debate de fondo, el que se niegan a hacer los políticos y la mayoría de medios de comunicación es otro. Es el que está en la calle. ¿Es compatible el islam con las democracias europeas? Se puede querer no hablar de este interrogante o bien reducir toda respuesta a islamofobia por un lado y exageraciones absurdas tipo islamización de Europa por otro. Pero así no se va a ningún lado. Lo cierto es que existe un problema. Que mucha gente ve con prevención a los musulmanes. E indisolublemente con ello, a la inmigración de países que siguen esa religión. La estupidez de lo políticamente correcto quiere evitar hablar de estos fenómenos. No se puede decir que existe un problema con la inmigración masiva musulmana en guetos, de tal manera que no se integran de ninguna manera -como pasa también con los chinos, por otro lado, ciertamente-; no se puede decir que no todos los votantes del Frente Nacional en Francia ni todos los seguidores de Pegida en Alemania son ultra derechistas; no se puede decir que no se debería permitir de ninguna manera a ninguna persona ir embozada por las calles, sea con niqad o máscara; no se puede decir que no se puede aceptar que –como pasa en algunos municipios franceses- las piscinas públicas tengan horarios diferentes para hombres y mujeres; no se puede decir que no se tolerante ante la intolerancia religiosa. Todo esto, entre otras muchas consideraciones que se deberían hacer, no se puede decir porque enseguida te tildan de racista, ultra y etcétera. Pero por mucho que no quede bien hablar de todo esto, de todo esto es de lo que muchísimos españoles de cultura cristiana –al margen de que tengan o no creencias extra terrenales de cualquier tipo- hablan en los autobuses, en los bares, en las peluquerías, en las calles, en las casas… en estos días. Y habrá que enfrentarse a ello. Cuanto más tardemos, peor.