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Nunca se había visto nada igual. PP y PSOE histéricos con un partido que, de hecho, todavía no existe, que no tiene programa y que ni siquiera se ha presentado a unas elecciones serias. No solamente las dos hasta ahora grandes formaciones están aterrorizadas, también todos los miembros de la oligarquía española que ha manoseado el país durante los últimos cuarenta años. No puede extrañar. El chollo que se montaron con la Constitución, que la hicieron para cubrirse ellos -empezando por la imposibilidad de perseguir legalmente los masivos robos y asesinatos de la dictadura-, podría acabárseles. El partido comunista nuevo así lo pretende. Por tanto empiezan a poner en marcha sus recursos, que son muchos, variados y potentes, para abortar el peligro. Como inflar encuestas que auguren que Pablo Iglesias podría ser presidente del gobierno. El acabose. Pero dejemos las estrategias oligárquicas de auto protección y centrémonos por hoy en las reacciones histéricas de PP y PSOE. En Baleares es un buen ejemplo de cómo les impacta cada encuesta que da un buen resultado a Podemos. Se ponen de los nervios y pierden el control. Así se vio hace unos días en Palma. Francina Armengol, líder socialista, y David Abril, dirigente de Més, convocaron la rutinaria rueda de prensa de los lunes -ellos y el PP convocan a los periodistas el primer día de la semana tengan algo que decir o no: no me pregunten porqué los medios les hacen caso, yo tampoco me lo explico- para hablar de lo que sea y así asegurarse un poco de espacio en los informativos de radio y televisión del día y algo de papel en los diarios impresos de la jornada siguiente, pero he aquí que a los redactores presentes en esta ocasión lo que les interesaba eran qué pensaban de Podemos, dado que El País había augurado el día anterior que podía ganar las elecciones generales. Y Armengol y Abril, en lugar de responder, como el sentido común aconsejaba, que dios reparta suerte, que ya llegará la noche electoral para hacer recuento y luego ya se verá qué, se enfrascaron en declaraciones de amor a los de Iglesias en Baleares -que nadie sabe todavía quiénes serán y si querrán o no pactar-, en voluntad de acuerdos con ellos e incluso en el caso de Més también aseguraron -no se rían- estar hermanados con los comunistas para acabar con el régimen. Es delirante. Podemos, que todavía no existe, no solamente marca la agenda política de PSOE y Més sino que, encima, se convierte en protagonista de sus ruedas de prensa. Con adversarios así tiene que dar gusto.