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Una masiva manifestación en Barcelona a favor de la educación en catalán y en contra la LOMCE ha hecho decir a las autoridades educativas de la Generalidad que el modelo lingüístico vigente no se cambiará. Pase lo que pase y digan lo que digan los tribunales. Que la lengua catalana, en fin, seguirá siendo la vehicular de la enseñanza, a pesar de las sucesivas sentencias en contra que se han producido desde que el Tribunal Constitucional sancionara en julio de 2010 –como consecuencia del recurso del PP contra el Estatuto de Autonomía reformado- que el catalán no puede ser única lengua de la administración pública y que el castellano es tan “propio” idioma como el otro oficial y común en el resto de España. Desde hace cuatro año no paran de sucederse recursos a la justicia de asociaciones castellanistas, de padres que quieren educación en castellano para sus hijos, de grupos antinacionalistas, de otros también anticatalanistas… y, en consonancia con lo que interpretó el TC, tanto el Tribunal Supremo como el Superior de Cataluña, así como diversos juzgados, han dispuesto que tienen razón los que desean educación en castellano, llegándose a valorar el porcentaje de clases que deberían impartirse en este idioma. Sin embargo, y más allá de casos puntuales, la norma es que toda la educación sigue haciéndose en catalán. Y sigue la polémica, sobre todo en Madrid, sobre el asunto. La cual en el fondo deja en evidencia que cuando una ley e incluso una Constitución no son aceptadas por la mayoría social y política de un territorio, nada puede hacerse para imponerla, si no es a través de la violencia. Es éste el quid de la cuestión catalana y la lengua. Que por mucho que digan en Madrid el gobierno, el PP, UPyD, el predicador radiofónico de la ultra derecha, la sin razón, el abc del uniformismo castellanizador, el TC, el Supremo y quién sea que se añada, en Cataluña no va a cumplirse la Constitución. Así de claro. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Empezamos a meter en la cárcel a directores de colegio, inspectores educativos y consejeros de educación porque quieren que el catalán sea la lengua vehicular de la enseñanza en Cataluña? ¿Alguien se cree que este disparate podría llevarse a la práctica? ¿Cómo?... Por supuesto que no. Por tanto hay que buscar alguna alternativa racional, lógica, con sentido común y desde la política olvidando la ley actual. Y esta alternativa, todos sabemos cuál es. La reforma de la Constitución. Para consagrar de algún modo que en Cataluña y País Vasco estén blindados algunos aspectos de su exclusividad, como por ejemplo el uso de sus idiomas propios respectivos. Por ahí el reinado del nuevo Borbón empezará. Por alumbrar, a medio plazo, una reforma constitucional a fondo que hará de España un nuevo Estado con competencias autonómicas vascas y catalanas que convertirán de hecho sus instituciones en soberanas en algunos aspectos