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El problema de IB3 con el idioma no es el artículo dialectal, ni siquiera la emisión en castellano de productos comprados. Lo es, y grave, la simple ignorancia en la lengua propia de sus dirigentes supuestos y de los reales, que son los del Govern. Estos últimos, al ser ineptos en catalán, están convencidos de que hablar mal en esta lengua es hacerlo en modalidad propia. Basta oír a, qué sé yo, tantos hay, elijan ustedes: Mabel Cabrer que se avergonzaría de hablar el castellano como destroza el mallorquín, Biel Company que más que hablarlo lo perpetra… Y el extremo contrario, también pasa: el propio presidente lee los discursos de una manera que ningún mallorquín un poco avezado en su propia lengua leería: usa tal cantidad de palabras catalanas del Principado ajenas al habla propia que lee que parece Artur Mas. Tanto el hablar tan mal de unos cuanto pasarse en la uniformidad como hace el otro es producto de lo mismo. De la profunda ignorancia de la cúpula del PP respecto al catalán de las Islas. Al ser ineptos en la lengua histórica de la región, no saben diferenciar entre registros diversos que tiene el idioma y optan por la rigidez académica que podría obviarse o, más habitualmente, por el directo destrozo idiomático. En la televisión pasa exactamente lo mismo. Como sus directivos no han tenido ni idea –desde la invención del ente- de catalán y menos todavía del catalán de Baleares para medios de comunicación de aquí –excepto alguna honrosa excepción que sin embargo fue taponada por la ignorancia orgullosa- el resultado ha sido que no ha existido director general, jefe de informativos, editor de los mismos o director de programas –con alguna, nuevamente, excepción digna- que haya sabido dirigir con aptitud profesional en catalán el trabajo de sus profesionales a su cargo. Así que la norma de actuación siempre ha sido que lo que digan los correctores, o traductores, va a misa. Y éstos, así, de hecho se convirtieron en “redactores”. Es demencial. Así surge ese idioma extraño de los informativos donde por ejemplo se usa el trato arcaico hacia el espectador, mediante el voseo en lugar del ustedeo, se opta por el “menys” en lugar del “manco” y tantas otras que alejan el oído insular de la televisión que nadie diría que es de aquí. Y a la vez, y lo que es peor, arrecia la mezcla disparatada de expresiones y palabras académicas con modismos y bestialidades. Servidor ha sido agredido por el uso de un  “doncs” seguido del equivalente modal, “idò”, aderezándolos con el castellanismo correspondiente, “pues”, todo, para más INRI, en un mismo “in situ” de un minuto y medio o poco más de un supuesto profesional, que evidentemente no debería aparecer jamás en antena, porque no está capacitado. Estas burradas solo pasan en IB3. Y pasan por lo dicho: por la tosquedad de quienes la dirigen desde la propia televisión y, sobre todo, desde el Govern. Y los de éste, cuando sienten presión política, se meten en camisa de once varas y va algún genio de ellos y se inventa ahora la estupidez de que con el artículo dialectal “se dignifica” la lengua. Es más de lo mismo. La chulería ignorante, la actitud característica de quien no sabe estar donde aconseja el sentido común que se debe estar: usando el idioma correctamente, con su registro según la circunstancia y poniendo como responsables de los programas e informativos a los profesionales –y los hay en la casa, no pocos, tanto en la radio como la tele - que, al contrario que ellos, son aptos en catalán. Pero claro, es pedir demasiado.