TW
0

Muchos comparan Crimea y Cataluña y otros huyen como del demonio del cotejo. Es curiosa la necesidad que tienen tantos de buscar amparo en la Constitución, el derecho de autodeterminación, en lo que pueda pasar en Escocia o Crimea o en lo que sea para darse razón de si Cataluña puede ser independiente o si no. Como si la situación catalana, y vasca, tuviera algo que ver con todo esto. Ni vale para nada el supuesto derecho de autodeterminación ni en sentido contrario sirve tampoco la Constitución. A menos que pretendiendo su cobertura se esté dispuesto a llegar a la violencia. Pero si no, la Carta Magna no valdrá de nada, llegado el caso. De hecho en Cataluña, como es bien sabido, ya no sirve en todo lo referente al castellano en la escuela. Es una muestra fehaciente de como cuando una parte importante –incluida la gobernante- de un territorio no quiere aplicar una norma superior, solamente hay dos caminos: o el de la violencia para imponerla o no aplicarla. En Cataluña, claro está, no se aplica. Pues bien, si llega el caso de la independencia –lo de la consulta, que no referéndum, es otra cosa -, eso que los nacionalistas llaman “Madrid” estará ante la misma tesitura: o violencia para imponer la Constitución o no aplicarla y dejar correr la historia y a ver qué pasa. Todo lo demás no sirve de nada. Invocar casos ajenos, sea Escocia o Crimea, o derechos inaplicables, como el de autodeterminación, o la Constitución… es todo nada. Porque de lo que se trata es de política. No de leyes, ni de derechos. De la política que se hace en Cataluña y Madrid. De decidir si se negocia o si se impone. No hay más. Y precisamente los casos de Crimea y de Ucrania, puestos a que ejemplifiquen algo, nos enseñan que ni leyes ni derechos valen en estos casos. En Ucrania hubo un golpe de Estado contra el presidente electo democráticamente, y a los facciosos derechistas han recibido apoyo político cerrado de la Unión Europea y de los Estados Unidos. Una parte del territorio, Crimea, como respuesta huye de ese nuevo gobierno y se inventa su derecho a pasarse a los rusos, que son los que se lo otorgan. Esto es política. Con acuerdo, política democrática. Con violencia, política por otros medios. Y es lo que habrá de funcionar en Cataluña también, política simplemente.