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A instancias de la organización anticatalanista Círculo Balear, el presidente José Ramón Bauzá se ha metido en otro berenjenal lingüístico. Según un representante de esta asociación por la ignorancia, tras reunirse con Bauzá y con el conseller Rafel Bosch, el próximo curso escolar el Govern impondrá libros de texto en “balear”. La libertad de expresión tiene estas cosas. Que hay que respetar el derecho a decir tonterías, como ésta. No hay problema. Lo peliagudo empieza cuando es un gobierno el que acoge y de alguna manera asume estas idioteces. Es verdad que Bosch, avergonzado, explicó con posterioridad que de “balear” nada de nada, que a lo sumo lo que hará será pagar –hasta 70.000 euros, nada menos- para que los libros de texto introduzcan palabras de las modalidades insulares del catalán. Ningún problema tampoco por esta parte. Aunque ya hay libros que lo hacen y, sobre todo, profesores que se preocupan de ello. Pero bueno, si Bauzá se queda tranquilo, pues vale, que tire 70.000 euros y que respire hondo. El problema no es éste. Porque nadie está en contra –digan lo que digan los talibanes del Círculo y allegados- de las modalidades insulares. De hecho, aunque esos ignorantes no lo saben, cuando se estudia catalán –aquí y en Cataluña- en los niveles más altos se aprenden nuestras formas dialectales. Dicho sea de paso: escribirlas correctamente no está el alcance de mucha gente –como pasa con en todos los idiomas, por eso precisamente se inventaron los estándares- y ya me gustaría carcajearme con un texto escrito en presunto mallorquín por parte de esos ignorantes. No, el problema, como decía, no es éste, sino esa obsesión enfermiza de Bauzá con el catalán. Mejor le iría si se dejara de idiomas –que no son su fuerte: él es el primero que no sabe que en mallorquín se dice “manco” y no “menys”, como siempre dice en perfecto catalán barcelonés- y se centrara en gobernar, que no ha empezado. Como siga metiéndose en camisas de once varas va a conseguir crear en su partido un verdadero problema. Hasta ahora no ha pasado porque todo son cortinas de humo. Pero si cayera en la tentación de empezar a escupir de verdad al mallorquín y demás modalidades del catalán insular, tal y como le pide el Círculo antimallorquinista, se le rebotarían muchos.