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Cuatro años después, Obama ha resultado semejante a Zapatero. Un bluf. El “sí podemos” ha quedado reducido al “no lo hacemos, como siempre”. Por supuesto que para los progres que no tienen más horizonte ideológico que el conseguir que el adversario no gobierne, tanto les da que Obama allí, Zapatero aquí o incluso Antich más para acá defrauden masiva e intensamente. Siempre les basta, para votar, evitar que esté en el poder la derecha. Es poco, incluso nada, pero es lo que hay. El fracaso de Obama es probablemente la última frontera que quedaba para explorar. Ahora sabemos que no existe ninguna alternativa. Ni más acá, ni aquí ni allí. Quien gobierna por todo son los intereses de las grandes corporaciones transnacionales. A las que les importa un rábano lo que el resto de mortales llamamos política e ideología. Ellos tienen a todos los políticos arrodillados lamiéndolos los zapatos y no tienen más ideología que seguir creciendo. No existe alternativa en el conjunto del mundo occidental capitalista –que no liberal, porque el liberalismo, o sea la igualdad de oportunidades, la libre competencia… muere con el gobierno real de esas macro corporaciones-, tal y como el fracasado Obama nos ha mostrado. El desastre llamado Zapatero, así como su fotocopia con barba gallega conservadora, nos enseña que no la hay en España y por supuesto tampoco existe en Baleares, donde tanto si ocupa el Consulado del Mar el PP como el PSOE mandan los grandes hoteleros, dos grupos de los cuales, por cierto, forma parte de la elite que forman esas macro empresas transnacionales. Al respecto les aconsejo la lectura del libro sobre el grupo hotelero y financiero Barceló, escrito por Joan Buades. En fin: no existe alternativa y no es previsible que ni a largo plazo pueda existir. Siempre habrá gente que vote, claro está, pero su ejercicio cívico valdrá exactamente igual que la abstención. Porque para unos, para otros, para todos lo que contará es lo que cuenta, al margen de opiniones: quienes mandan no están bajo poder de ningún tipo, mucho menos el democrático.