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El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) nos alumbraba recientemente que la clase política es considerada un problema por uno de cada cuatro encuestados. Vale: ¿y el resto?, ¿es que el 75% restante puede considerarla de forma diferente? Es milagroso que tres de cada cuatro sondeados no crean que los políticos -así: considerados en general, como grupo- son un problema o incluso algo más: una verdadera amenaza para cualquier persona normal. No, no es que el sistema político esté mal. En absoluto. La democracia podría funcionar la mar de bien. Si no lo hace no es por el sistema mismo (por mucho que los antidemócratas unidos, ultras de derecha e indignados de ultra izquierda, digan lo contrario) sino porque quienes abusan de él están podridos y no les importa ponerlo en riesgo. No sé cómo podríamos solucionarlo, la verdad. Diría que de ningún modo, porque no existe alternativa. Veámoslo con un ejemplo práctico doméstico, balear. Desde hace cerca de dos años nuestros gobiernos regionales –el inútil de ahora y el inútil de antes- están recortando todo el santo día. Recortando, claro está, servicios públicos que ellos poco o nada emplean porque los tienen privados. Pero de recortar sus grandes emolumentos, ni hablar. Desde hace unos tres meses salen en público un día uno de un partido, otro de otro para decir que proponen rebajar salarios unos, otros reducir complementos, otros… lo que sea pero sin hacer nada. La cuestión es marear la perdiz. En una región que en junio el paro interanual ha crecido en casi 6.000 efectivos, en la que tenemos más de 77.000 parados, en la que miles y miles no tienen esperanza de futuro… nuestros autistas políticos que cobran un pastón que nos sacan del bolsillo no tienen la decencia de rebajarse nada, excepto la vergüenza para seguir haciendo cómo si hicieran algo, que no hacen nada. Qué alternativa puede existir si todos se comportan exactamente igual. En nuestra región y en todo el país. Tanto da que sean de izquierdas o de derechas. Nacionalistas o constitucionalistas. No son todos iguales pero se parecen como dos gotas de agua.