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El PP es como si tuviera dos amos lingüísticos. Un día sirve al anticatalanista y otro al contrario. En tres días de diferencia presentó el programa electoral al Consell de Mallorca, en perfecto catalán estándar, sin asomo de modalidades hasta hace poco defendidas por José Ramón Bauzá, y luego éste decía que si es presidente el catalán dejará de ser un requisito para servir en la administración, prometiendo degradarlo a la condición de mérito. Y esto era al día siguiente de que el PP en el Consell se abstuviera “positivamente” -¿alguien sabe qué es tal cosa?- de imponer el requisito para los proveedores de la institución de comunicarse en catalán con ella. ¿Cuál es realmente la posición del PP en este absoluto galimatías en que se ha metido? Nadie es capaz de saberlo. En realidad, y como decía la canción, su posición es: “depende, todo depende”. Es lo que tiene no tener ideas, que se acomoda a actitudes incongruentes en función del interés momentáneo. Y tan pancho.