Consenso ante la lengua propia de las Islas

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El éxito de la Diada per la Llengua, que concentró en Santa Maria a millares de personas, ha enfurecido de nuevo al sector más reaccionario de la sociedad balear, obsesionada en vincular la defensa de nuestra lengua propia con el independentismo catalán. Una vez más, Vox saltó a la arena para demonizar la Diada y dar instrucciones de como ser un buen español. El discurso de la formación de Abascal ofrece una visión monolítica y rígida del país, pero lo más preocupante es el odio cainita que intenta esparcir ante la defensa de un signo de identidad como es el idioma propio de las Islas.

Fragilidad extrema.

Fue Manuela Cañadas, portavoz del partido ultra, quien recordó ayer los preceptos de su formación ante el asunto de la lengua además de calificar el acto de Santa Maria como «un aquelarre independentista». En un reciente artículo publicado en este diario, Antoni Llabrés, presidente de la Obra Cultural Balear (OCB), advertía de la fragilidad extrema en la que se encuentra nuestro idioma, que atribuía a la suma de diversos factores. No obstante, insistió en la idea de «la baja autoestima y la insuficiente consciencia lingüística» de un segmento importante de la ciudadanía.

Símbolo de identidad.

Desde que Llabrés asumió la presidencia de la OCB, los actos reivindicativos a favor de la lengua han resultado multitudinarios. También ha crecido el número de socios de la Obra Cultural, aunque la realidad es que el uso de la lengua propia en las Islas está en claro retroceso y no existe un consenso político para tratar de revertir la situación. La influencia que ha adquirido Vox en la política balear tampoco es un buen síntoma para la defensa de la lengua propia, que debería quedar al margen de cualquier ideología e infección política. Simplemente, es nuestra lengua, símbolo de cultura e identidad.