Los grandes retos del primer Papa estadounidense

El cardenal Robert F. Prevost, agustino de 69 años de edad, próximo al recientemente fallecido papa Francisco, ha sido designado como el nuevo Pontífice de la Iglesia católica, cuyo destino regirá con el nombre de León XIV. Se trata del primer santo padre estadounidense, que tiene una larga vinculación de más de 40 años con Perú, donde fue misionero. Tras dos días de cónclave, la fumata blanca de este jueves por la tarde en la plaza de San Pedro anunció a los miles de fieles que esperaban allí, y a los millones de católicos que lo hacían desde sus casas, que había un nuevo Pontífice. Poco después, salió al balcón central de la basílica León XIV, desde donde visiblemente emocionado pronunció sus primeras palabras, en italiano y español, en las que pidió ayuda «para construir puentes». Se refería, sin duda, a la dramática actualidad internacional, donde la guerra de Ucrania, la destrucción de Gaza o la reciente e inquietante lucha entre India y Pakistán están dibujando un panorama aterrador. Además, uno de los grandes retos del nuevo Papa será la democratización de la Iglesia y continuar el legado social, ecológico y político de Francisco.

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Un misionero de Chicago.

Robert Francis Prevost Martínez nació en Chicago en 1955 y su madre era española. No solo se ha convertido en el primer Papa estadounidense, sino también en el primer agustino que dirige la Iglesia católica. Los expertos apuntan a que su amplia experiencia con las comunidades más pobres de Latino América pueden guiar su papado.

Más moderado y pragmático.

No ha pasado desapercibido que el nuevo pontífice es más moderado y pragmático que Jorge Mario Bergoglio, considerado un reformista. Sin embargo, todo apunta a que seguirá el camino marcado por aquel. Porque ambos, que eran buenos amigos, compartían la misma visión social de la Iglesia. Habemus papam.