Trump trata de convencer a Putin de que acabe la guerra

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Una de las prioridades del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después del acuerdo de paz en Gaza y El Líbano, es acabar con la guerra en Ucrania, que precisamente este mes cumplirá tres años. Se trata, en cualquier caso, de un objetivo ambicioso, especialmente porque durante estos 36 meses de sangriento conflicto ni Putin ni Zelensky se han mostrado partidarios de unas negociaciones de paz reales. El mandatario ruso sabía que estaba arañando terreno a su enemigo, de forma lenta pero inexorable, y desde el verano el presidente ucraniano juega con una carta a su favor: controla parte de la región de Kursk, que invadió en un golpe estratégico calificado como genial por los estrategas militares. Sin embargo, algo ha cambiado con la llegada de Trump al despacho oval. El nuevo presidente es un hombre de negocios y quiere dirigir la Casa Blanca y su administración como tal, priorizando la economía. Y no hay que obviar que la guerra en Ucrania es también una sangría económica, no solo para Europa, sino sobre todo para los norteamericanos, que son el principal aliado de Kiev. Además, las sanciones económicas contra Moscú no han paralizado su economía.

Cientos de miles de víctimas.

La invasión de Ucrania, que llegó a las puertas de Kiev, antes de que los aliados se volcaran con Zelensky y se consiguiera estabilizar el frente, se ha cobrado la vida o ha dejado heridos a cientos de miles de personas. De uno y otro bando. Toda una generación, pues, ha quedado marcada por el odio y una guerra fraticida en pleno centro de Europa.

Las sombras.

Pese a los intentos de Trump, parece ser que Putin se niega a negociar con Zelensky, al que considera un presidente no legítimo de aquel país. Y tampoco Europa y EEUU deberían imponer a Kiev un acuerdo de paz en el que pierde, de nuevo, gran parte de su territorio.