Maduro ya es presidente, pero sin mostrar las pruebas

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El viernes pasado, en una ceremonia repudiada por la comunidad internacional, Nicolás Maduro volvió a ser proclamado presidente de Venezuela sin mostrar las pruebas de su triunfo electoral, que está en entredicho desde el mismo día de las elecciones. El Chavismo se blindó con un gran despliegue militar y el cierre de las fronteras, mientras en el país se sucedían las acusaciones de fraude. La tensión fue tal que el expresidente de la vecina Colombia, Álvaro Uribe, pidió una intervención militar para derrocar al dictador. Mientras tanto, la oposición está esperando un nuevo intento para intentar sacar del poder a Maduro, aunque los analistas advierten de que la posibilidad de un baño de sangre o una guerra civil son cada vez mayores. El nuevo presidente se burló del líder opositor, Edmundo González, y con sorna y entre risas declaró a los periodistas: «Estoy esperando a que llegue, estoy nervioso».

La amenaza militar.

El Gobierno de Maduro quería evitar por tierra y aire que el opositor entrara a su territorio, tal y como había prometido. Incluso se llegaron a desplegar escuadrillas de cazas aéreos y sistemas rusos de misiles antiaéreos por si González intentaba entrar en el país en un aparato aéreo. Por otro lado, en unos días el presidente electo Donald Trump tomará posesión de su cargo en la Casa Blanca y son muchas las incógnitas sobre cuál será su postura con respecto al régimen de Caracas.

Derechos humanos.

El nuevo mandato de Maduro llega precedido de gravísimas acusaciones sobre la falta de derechos humanos en Venezuela y la persecución sistemática e implacable de muchos opositores que piden unas elecciones limpias. El G-7 ya ha denunciado la «falta de legitimidad democrática» del nuevo Gobierno y se ha denunciado la desaparición del director de una ONG. El horizonte está más negro que nunca.