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El desvío de más de mil quinientos pacientes cada mes para ser atendidos por la sanidad privada por parte del IB-Salut es la constatación de la incapacidad de la red pública para atender su propia demanda, un problema crónico que se traduce en listas de espera de meses para realizar pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas. El sistema público de salud en Balears está colapsado por una evidente falta de profesionales, en especial por parte de especialistas, el punto de partida de una cadena que se agrava por la falta de medios técnicos y un sistema organizativo ineficaz. El resultado lo padecen a diario miles de usuarios.

Servicios públicos insuficientes.

La situación que se vive en la sanidad pública podría extenderse a la práctica totalidad de servicios públicos que pueden considerarse esenciales –sanidad, enseñanza y asistencia social–, las estructuras han quedado obsoletas para poder absorber una demanda que ha registrado un incremento casi exponencial en los últimos años. La población balear se multiplica mientras la ampliación de los centros de salud y hospitales apenas puede reaccionar a pesar de los esfuerzos presupuestarios realizados en los últimos años. Las carencias son estructurales y la derivación a la sanidad privada sólo logra aliviar una mínima parte de la demanda asistencial.

Priorizar al paciente.

Acometer planes eficaces para combatir las listas de espera es una tarea urgente que deben asumir los responsables del IB-Salut, no es posible vanagloriarse de un sistema sanitario que tiene a miles de pacientes con pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas aplazadas durante meses. Desbloquear la situación no es una tarea sencilla, pero para lograrlo es preciso admitir que las fórmulas aplicadas hasta ahora no han dado los resultados esperados. Hace falta más determinación y evitar el conformismo actual.