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El alcalde de Palma, José Hila, participó en el acto simbólico de inicio de las obras de reforma de la Plaza de España, unos trabajos presupuestados en 2,5 millones de euros que está previsto que se prolonguen durante doce meses. Acierta el primer edil cuando alude al retraso con el que se abordan los cambios en el diseño de uno de los enclaves más emblemáticos de la ciudad, toda vez que se sustituirá el inadecuado y resbaladizo pavimento de pizarra por otro más adecuado y que no genere tantos problemas a los ciudadanos. Hila, además, ha anunciado el traslado del carril bici que atraviesa la plaza a la calzada de las Avingudes cuando entre en servicio el tranvía.

Décadas de abandono.

El aspecto más significativo del inicio de las obras es lo que supone de fin del abandono sistemático que los diferentes gobiernos municipales, con independencia de su color político, han tenido con la Plaza de España; puerta principal de entrada a la ciudad tanto para residentes como visitantes por su proximidad a la Estació Intermodal y las múltiples paradas de las diferentes líneas de la EMT. Además, este punto acumulaba las continuas protestas de los peatones por los resbalones que ocasionaba el inadecuado embaldosado de pizarra los días de lluvia. Lo cierto es que, con los años, el aspecto de este punto neurálgico de Palma denotaba la dejadez acumulada durante décadas.

Cambios en profundidad.

Hay un aspecto que, sin embargo, debería asumir Cort en relación a la Plaza de España y es la necesidad de mejorar su aspecto de manera global, apoyar su singularidad como epicentro ciudadano. Más allá de la mejora del pavimento y servicios de alcantarillado, tarea prioritaria por otro lado, y la remodelación de la fuente central que acompaña la estatua del Rei en Jaume, el espacio debería dotarse de nuevos elementos que reforzasen el carácter emblemático que siempre ha tenido la plaza.