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La creación de un grupo de Whatsapp formado por vecinos de s’Aranjassa, enclave del término municipal de Palma, con el objetivo de crear una red de vigilancia no se puede considerar sólo como una mera anécdota u ocurrencia; todo indica que responde a la necesidad de suplir la carencia de control en la zona que corresponde a la Policía Local. De momento, las intervenciones son preventivas y no han generado enfrentamientos violentos pero este control no está garantizado en el caso de que se intervenga en situaciones de peligro; por fortuna la responsabilidad y sensatez se han impuesto en todas las ocasiones.

La prevención falla.

La organización vecinal de s’Aranjassa es la consecuencia directa de la carencia de un clima de seguridad ciudadana, agravada en una barriada alejada del núcleo urbano. Este grupo debería ser un toque de atención para los responsables del despliegue de la Policía Local –con casi un millar de efectivos–, el cual evidencia serios problemas y que el ciudadano percibe como una clara desatención. Los agentes municipales, atendiendo a su nivel competencial en el área de seguridad ciudadana, da la impresión de que han declinado cualquier intervención en este campo cuando podrían realizar una inestimable labor de prevención. Sólo en s’Aranjassa han reaccionado, pero no puede descartarse que cunda el ejemplo en otras zonas en descrédito del cuerpo policial.

Asumir responsabilidades.

La Policía Local debe ampliar su presencia en las calles de Palma, en todo el término. Cuenta con efectivos suficientes y debe dotarse de los medios adecuados, un abandono manifiesto por parte de sus responsables políticos que es inadmisible a todas luces. Los agentes deben pisar la calle, interactuar con los vecinos y conocer el entorno para poder ser eficaz en la prevención del delito y, de manera muy especial, transmitir tranquilidad a los ciudadanos.