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El Consell de Mallorca tiene ultimado un texto para tramitar en el Parlament para ampliar la zona de protección de la Serra. Más de 5.700 hectáreas se añadirán al núcleo original calificado como patrimonio de la humanidad por la Unesco. La proposición de ley deberá debatirse con urgencia si se quiere evitar que acabe decayendo a consecuencia de la disolución de la Cámara por la convocatoria de las elecciones del 28-M del próximo año. Sería un escollo importante para una iniciativa tan trascendental.

Un icono de la Isla.

Los valores paisajísticos de la Serra de Tramuntana son indiscutibles. De hecho, es uno de los iconos más emblemáticos de Mallorca. También lo es por sus valores etnográficos y arquitectónicos. Hay mucho más que paisaje entre aquellos bosques y montañas; también está la huella de nuestros ancestros que merece ser protegida y conocida por futuras generaciones. La ampliación de los límites de la Serra de un modo significativo, como pretende el Consell, afecta de una manera directa a unos cinco mil propietarios de fincas, terrenos y parcelas, los cuales pueden considerar amenazados sus intereses. Es un aspecto que los responsables del Consell deben saber neutralizar con eficacia. Los beneficios son muy superiores a los posibles inconvenientes.

Agilizar la gestión.

En demasiadas ocasiones, las intervenciones proteccionistas de la Administración –con independencia de su titularidad– acaban convirtiéndose en un muro de prohibiciones frente al que el ciudadano se considera indefenso. Proteger no debe ser un sinónimo de paralización; al contrario, debería fomentar líneas de ayuda ágiles para garantizar la sostenibilidad de actividades compatibles con el medio ambiente en la Serra. Y para ello, bien lo sabe el Consell, es preciso disponer de recursos económicos suficientes para que el factor humano que también modela aquel paisaje no desaparezca.