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El Congreso de los Diputados aprobó este jueves, con los votos en contra del PP y Vox, la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, también denominada la ley del ‘solo sí es sí’. Pone el acento en la consideración de la libertad sexual como un bien protegido y, al mismo tiempo, establece la necesidad del consentimiento activo. Ello implica la expresión clara y la voluntad libre de mantener relaciones sexuales. Con la entrada en vigor, desaparece la tipificación del abuso sexual, que se refunde con el delito de violación.

Cualquier acto de carácter sexual que no haya sido consentido pasa a ser agresión. Es un cambio relevante porque hasta ahora se exigía probar que se había producido violencia e intimidación para que fueran consideradas delitos, pero a partir de ahora, con esta nueva ley –siempre que no exista consentimiento explícito– ambas acciones serán delictivas. Ante los jueces, las víctimas no deberán acreditar su resistencia o demostrar que hubo intimidación o violencia porque cualquier relación sexual que no haya sido previamente consensuada será perseguida penalmente.

Se redacta tras el caso de ‘La Manada’.

Esta norma nace tras la violación grupal de cinco hombres a una mujer de 18 años en julio de 2016 en Pamplona, conocido como el caso de ‘La Manada’. Se inspira en los tres lemas que se han proclamado con contundencia: «Hermana, yo sí te creo», «No es abuso, es violación», «Solo sí es sí» para poner el consentimiento en el centro de todas las relaciones sexuales.

Erradicar conductas delictivas.

La aplicación de esta ley ha de constituir un instrumento eficaz para erradicar conductas improcedentes, como el acoso ocasional o callejero, que por primera vez son tipificadas como delito. Los objetivos están claros: garantizar la libertad para mantener relaciones sexuales sin coacciones ni amenazas, evitar humillaciones posteriores como la revictimización de las mujeres agredidas y castigar el proxenetismo.