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A principios de septiembre, los sindicatos, la patronal y el Gobierno reanudarán las negociaciones con el objetivo de cerrar un pacto de rentas que permita aplicar una subida salarial a los trabajadores que cubra los costes de la inflación. En mayo pasado, no fue posible este acuerdo y los sindicatos dieron por cerradas las conversaciones con los empresarios al rechazar cláusulas de revisión salarial, lo que es calificado como «imprescindible y necesario» por UGT y Comisiones Obreras.

En aquel momento, desde la CEOE no se quiso hablar de ruptura pero se calificó el acuerdo de «muy complicado», con la apelación de responsabilidad a las organizaciones sindicales ante la amenaza de movilizaciones. La escalada constante de la inflación motivó que, en julio, la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, intentara retomar las negociaciones, pero entonces no hubo avances. Las centrales sindicales advierten de un otoño caliente: si las asociaciones empresariales no ceden y aceptan incrementar las retribuciones, habrá huelgas y movilizaciones en España.

Revisión salarial vinculada al IPC.

El punto de discrepancia consiste en la exigencia de los sindicatos para incluir, en los convenios colectivos, una cláusula de revisión salarial vinculada al índice de precios de consumo (IPC). Ello significa que el aumento pactado de los sueldos sea variable en función de la inflación. La negativa de la patronal ha impedido cerrar, hasta hoy, el pacto de rentas.

Evitar una espiral inflacionista.

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, afirma que «si no cambia la posición de la CEOE, habrá movilizaciones en otoño» y la patronal no acepta aumentar ni precios ni salarios para evitar más inflación. Subraya que subir los sueldos provocará un incremento de los precios para afrontar el mayor coste de las retribuciones. Es un escenario complicado con posiciones discrepantes que exige mucho diálogo y aproximar posturas para cerrar un acuerdo.