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El creciente número de pasajeros británicos que llega a Son Sant Joan desborda el actual dispositivo de Aduanas y control de pasaportes. Están obligados a revisar su entrada en el país como ciudadanos extracomunitarios. Esta circunstancia, derivada de la aplicación del ‘Brexit’ desde el 31 de enero de 2020, está generando un destacado colapso en las instalaciones aeroportuarias; en especial, durante los fines de semana. Las agencias turísticas han manifestado su malestar por una situación que ralentiza toda la cadena de distribución de visitantes y la flota de autocares que requiere.

Inicio de la temporada

La preocupación por este caos aumenta por el hecho de que todavía no se ha alcanzado el pico de la temporada turística, aunque los movimientos en el aeropuerto mallorquín están alcanzando unos registros más que notables. Mientras los viajeros pertenecientes al espacio Shengen no tienen que pasar por ningún tipo de control aduanero, los británicos –al igual que de otros países que no pertenecen a la Unión Europea– sí deben cumplimentar unos trámites que retrasan la recogida de equipajes y el acceso a los vehículos que les trasladan a sus respectivos alojamientos. Las demoras afectan a todo el circuito y ponen al límite los recursos disponibles.

La excelencia como divisa

Sorprende que en un aeropuerto como el de Son Sant Joan se repitan deficiencias de este tipo cuando es un centro experimentado en la recepción de miles de vuelos y centenares de miles de pasajeros a diario. Resulta evidente que es preciso reforzar con urgencia el control de pasaportes actuales. Hay que contar con el personal necesario para atender el alud de pasajeros procedentes de Gran Bretaña que llega a Mallorca. Mantener el estándar de calidad de un destino turístico como nuestra Isla requiere evitar la actual descoordinación y, lo más importante, resolver ya el problema.