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Nunca ha quedado del todo claro si Més per Menorca era un socio o un opositor al actual Govern de Francina Armengol. Durante las últimas horas, su afán por marcar perfil propio ha desatado una crisis de calado en el Consell de Menorca. Es un conflicto del que los ecosoberanistas responsabilizan al propio Govern mientras lanzan acusaciones de chantaje. La dimisión de los tres consellers ejecutivos y los siete directores insulares de Més en la institución menorquina llega después de que Susana Mora, la presidenta del Consell, tomara la decisión de paralizar la aprobación de la Ley de la Reserva de la Biosfera suspendiendo el pleno en que debía votarse.

Perfil propio en el Parlament.

Con esta decisión, Més per Menorca no sólo deja al PSIB en minoría en el gobierno insular, sino que también erosiona la mayoría de Armengol en el Parlament. A diferencia de sus ‘primos hermanos’ de Més per Mallorca, los diputados de Més per Menorca, con Josep Castells al frente, han interpretado un guion particular durante toda la legislatura. Tras haberse negado en el año 2019 a formar parte del Pacte, su discurso en el Parlament ha parecido en ocasiones más propio de un partido de la oposición que cualquier otra cosa.

Consecuencias limitadas.

Sin embargo, la decisión de Més per Menorca de renunciar a sus responsabilidades en el Consell menorquín no parece que vaya a poner en mayores aprietos los liderazgos de Mora y Armengol cuando apenas queda un año para concluir la presente legislatura. Es más, es imposible descontextualizar esta crisis del actual momento preelectoral. Mientras Podemos exhibe y practica su lealtad, los ecosoberanistas son conscientes de la necesidad de distanciarse de sus socios socialistas para mantener su cuota electoral. Nada de lo que pueda suceder en los próximos meses debería extrañar o sorprender a la ciudadanía.