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El Consell de Govern aprobó este viernes el decreto ley que pretende ser la alternativa al actual modelo turístico de Balears, basado en una apuesta decidida por primar la calidad de la oferta frente a la cantidad e incorporando nuevos valores, como el de la sostenibilidad, la innovación tecnológica y el decrecimiento. La medida más espectacular e inmediata es la moratoria en la autorización de nuevos establecimientos –hoteles y viviendas vacacionales– por un período de cuatro años y deja a cada consell insular la planificación y las condiciones administrativas de las instalaciones. El objetivo del nuevo marco legal propuesto desde el Govern no es otro que rediseñar y modernizar el que es el principal motor económico de Balears.

Respuesta a una necesidad

Hay un claro consenso social sobre la necesidad de que el sector turístico de las Islas deje atrás un modelo que, en términos globales, ya ha cumplido seis décadas de vigencia. El decreto ley aprobado ayer es, hasta el momento, la propuesta más concreta que se ha puesto sobre la mesa para el debate. Mejorar la calidad y reducir la oferta son, en términos globales, los ejes de los cambios más sustanciales que se plantean pero que, al mismo tiempo, generan más dudas e incertidumbres. Expulsar del mercado la oferta obsoleta y de peor calidad genera, a su vez, problemas sobre el futuro urbanístico de los establecimientos y la destrucción de no pocos puestos de trabajo; el cambio –incuestionable– no puede ser la mera expresión de una voluntad política.

Compromiso social

El futuro del sector turístico requiere el compromiso de sus principales ejecutores, los empresarios. La sociedad balear en su conjunto es la que debe dar el visto bueno a una propuesta legislativa de enorme calado como la que formula el Govern, por eso ningún colectivo debe sentirse marginado si de verdad quiere cambiar el esquema básico del turismo en Balears.