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Los Presupuestos del Govern para 2022 incluyen importantes partidas para materializar la ampliación de la actual red de ferrocarril en Mallorca, cuya gestión corre a cargo de la empresa pública Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM). Prolongar la línea de sa Pobla hasta Alcúdia y la de Manacor hasta Artà, así como reabrir la de Campos, son proyectos cuyos estudios figuran entre las previsiones de cara al próximo ejercicio, una vez esté garantizada la llegada de los fondos europeos. Las grandes inversiones ferroviarias vuelven a estar sobre la mesa y, por supuesto, el debate político y social.

Vieja aspiración

Desde que a mediados de los años setenta del pasado siglo se optó por la supresión paulatina de las líneas de ferrocarril, la reclamación por su reactivación no ha cesado; en especial en toda la comarca del Llevant mallorquín. La vuelta del tren a sa Pobla y Manacor, además de la electrificación, sólo pueden considerarse fases previas de esta nueva expansión en lo que supone la rectificación de decisiones tomadas décadas atrás. El tren es, ahora, el medio de transporte más sostenible; aspecto de enorme valor cuando el proceso del cambio climático es ya más que una evidencia científica.

Criterios de eficiencia

La ampliación de la red de SFM no puede ser una espita abierta para acometer inversiones sin un mínimo de rentabilidad social. Un ejemplo claro podría ser el metro hasta la UIB, con un índice de utilización mínimo. Llevar el tren hasta Alcúdia o a Campos puede cubrir importantes nichos de demanda, pero la reabrir la línea hasta Artà –una reivindicación histórica del municipio y la comarca– debe contar con un minucioso estudio de mercado que justifique su puesta en marcha. Las decisiones no sólo deben estar condicionadas por una circunstancia coyuntural, las ayudas de la UE. El mantenimiento también tiene costos a tener en cuenta.