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El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa –que incluye 53 países europeos y de Asia central–, Hans Kluge, ha realizado una seria advertencia sobre el repunte de la pandemia, hasta el punto de considerar que se está alcanzando un «punto crítico» a la vista del aumento de los contagios. Este nuevo escenario es consecuencia de varios factores, entre los que destaca la baja vacunación en algunos países, el incremento de la movilidad y el trabajo presencial y, por último, la relajación de las restricciones. El aviso de Kluge es un serio contrapunto frente a quienes dan por finiquitada la crisis de la COVID-19.

Vacunación y restricciones

Uno de los aspectos sobre los que la OMS pone más énfasis es el bajo nivel de vacunación que tienen muchos países europeos. La circunstancia puede suponer que se alcance una presión asistencial alta o máxima en los próximos meses, lo cual se puede traducir en un incremento de fallecimientos por esta causa. Hay que destacar que en la actualidad sólo el 47 % de la población europea –unos mil millones de personas– han completado la pauta de vacunación. En dos países no se ha alcanzado el 10 por ciento. A pesar de ello, las restricciones más severas se han eliminado al mismo tiempo que los contagios se vuelven a disparar.

Menor mortalidad

La vacunación, como insiste la OMS, se ha demostrado como el arma más eficaz contra el virus, aunque –a la vista está– no es definitiva. Las vacunas atenúan los efectos más adversos y trágicos de la COVID-19, pero no eliminan su peligrosidad. No cabe duda que hay que evitar a toda costa retroceder con la aplicación de restricciones, pero para ello es imprescindible recuperar la conciencia social de que la vacunación y la prevención son las acciones más eficaces que hay contra el virus. El compromiso de las sociedades europeas debe ser incuestionable desde el primer momento.