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Un auto del Tribunal Supremo ha obligado a suavizar las restricciones que mantenía el Govern en su estrategia de contención de la pandemia, entre ellas la supresión del toque de queda y la ampliación de los aforos en los establecimientos de restauración. Los cambios afectan también a las actividades relacionadas con el ocio nocturno y los grandes espectáculos musicales. La decisión trastoca los planes del Ejecutivo autonómico, aunque se evita la liberalización total en bares y restaurantes y en los grandes espacios públicos.

Derechos fundamentales y salud.

El Supremo considera que deben prevalecer los derechos fundamentales sobre otras cuestiones, razón básica por la que suprime la aplicación del toque de queda que Baleares tenía previsto levantar mañana sábado. No obstante, el Govern ha estimado oportuno avanzar más en la desescalada para rentabilizar los esfuerzos previos –que se traducen en unos índices de contagios a la baja–, coincidiendo con la campaña de vacunación masiva que se ha acelerado en las últimas semanas. El gran reto es, a partir de ahora, mantener la tendencia positiva en este nuevo escenario de relajación de los controles; en especial, en las actividades vinculadas al ocio.

Situación delicada.

Con el veto británico a la llegada de turistas, un golpe inesperado para todo el sector en Baleares, mantener a la baja la tasa de contagios debe ser el objetivo principal tanto de las instituciones como de los propios ciudadanos. El control sobre el virus es la única opción posible para garantizar la temporada, que por el momento está confiada casi en exclusiva a los visitantes procedentes de Alemania y del resto del país. La tendencia es ahora positiva en todos los órdenes pero sería un grave error bajar la guardia en las actuales circunstancias. Recuperar la ansiada normalidad requiere también de grandes dosis de sensatez.