Elon Musk completó el proceso de compra de Twitter el 27 de octubre de 2022. | DADO RUVIC

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Elon Musk y Twitter encadenan en el último año tal número de giros de guion que muchos ya pierden el hilo de la historia. La compra de la red social por parte del hombre más rico del mundo ya se ha completado, pero, lejos de haberse calmado las aguas, estas parecen más revueltas que nunca, pues no han dejado de sucederse las polémicas. Musk ofreció comprar la empresa y lo hizo en enero de este mismo año, por 44.0000 millones de euros. Sin embargo, poco después se echó atrás. En el escrito presentado por sus abogados ante la autoridad bursátil estadounidense, el actual CEO justificó su retirada alegando que la compañía no estaba cumpliendo con algunos puntos del acuerdo, como el de aportar información sobre la cantidad de cuentas falsas y bots publicitarios que tenían activos. Finalmente el 27 de octubre se concretó la compra y pocas horas después, Musk despidedía al director ejecutivo de Twitter, así como a otros altos directivos.

Un día antes de formalizarse el acuerdo, el 26 de octubre, el nuevo propietario compartió un vídeo en el que se le veía entrando en la sede de la compañía con un lavabo. «Entering Twitter HQ – let that sink in! («Entrando en la sede de Twitter - ¡Déjalo entrar!»), escribió junto al post, en clara alusión a la limpieza y remodelación que pretende llevar a cabo. Poco después anunció despidos masivos de trabajadores de Twitter. Aproximadamente la mitad de empleados ha acabado en la calle, y ello, pese a las promesas de Musk meses antes de conservar el 75 % de la plantilla.

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La crisis de Twitter

A pesar de que Twitter se ha convertido en el espacio por excelencia para opinar, informar o informarse lleva tiempo perdiendo los denominados «usuarios de peso» (perfiles que usan la app con frecuencia y tuitean semanalmente), según una investigación interna a la que tuvo acceso la agencia de noticias Reuters. Además, la red social también se encuentra en un punto crítico a nivel económico, con escasas vías de monetizar su contenido.

«Comprar Twitter es un acelerador para la creación de X, la app para todo», indicó Musk en agosto, en alusión a lo que sería su verdadero proyecto: lanzar una aplicación móvil del estilo de la china WeChat, que englobaría servicios de mensajería instantánea, llamadas, redes sociales y hasta informaciones, monetizando todo este conglomerado de servicios mediante un muro de pago.