De los más de cien millones de usuarios de esta red social, tan solo uno lo forman los creadores de contenido; el resto pagan por acceder a sus vídeos y fotografías. | Jerzy Górecki

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La noticia sobre una intensificación en la usurpación de cuentas en redes sociales, especialmente en plataformas como Instagram u OnlyFans, ha generado una lógica cuestión entre aquellos usuarios a los que les cuesta un poco más estar a la última en materia de social media. Instagram es popular y bien conocida por la mayoría pero, ¿y OnlyFans? Allá va una aproximación a una red social que, si bien no es del todo nueva, sí ha pasado más desapercibida que otras para el común de los usuarios medios.

Para empezar a describir este producto tecnológico no ofreceremos una definición más o menos convencional, sino el enunciado de un anuncio publicitario que dice así: «Las celebridades españolas y las celebridades de todo el mundo quieren hablar contigo». En primer lugar llama poderosamente la atención que los influencers estén dispuestos a dedicar su tiempo en un menester como este, aunque en verdad su trabajo pierde todo el valor y el sentido si los seguidores los abandonan.

OnlyFans es una red social de contenido por suscripción que arrancó en 2016, el mismo año que empezó a cambiarlo todo la china TikTok. A diferencia de esta, tiene su sede en Londres y el concepto básico por el que se distingue es que los usuarios creadores de contenido, en este caso muchos influencers o celebrities, ponen este a disposición de sus seguidores a cambio de un ingreso monetario periódico; una suscripción pay per view (PPV) de toda la vida, que se puede llevar a cabo en distintas modalidades.

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De este modo reciben un beneficio lucrativo directo de sus fotografías y vídeos, del que la plataforma retiene entorno al 20 por ciento. Esta particularidad ha motivado que se popularice especialmente en la industria del sexo –permite compartir material explícito, a diferencia de plataformas como Facebook o Instagram–, aunque también acoge de forma masiva otras temáticas especializadas como el fitness, la cocina o el bienestar físico y emocional.

Según informan algunos portales especializados, al final de 2020, el año que será recordado en España y en todo el mundo por la irrupción de la pandemia de coronavirus y el confinamiento, se superaron los 100 millones de usuarios de OnlyFans a escala global. De estos, solo un millón y medio serían generadores de contenido; el resto son consumidores que pagan por suscribirse al material de otros usuarios.

La realidad es que los tiempos del confinamiento y la pandemia de COVID han propiciado un incremento del consumo de medios digitales de todo tipo; en términos generales se considera que el comercio electrónico ha aumentado sus registros en España en más de un 20 por ciento, un incremento parecido al consumo de televisión online, y la audiencia y los registros de los medios sociales se han triplicado con respecto a los tiempos previos al coronavirus. Este es el río revuelto en el que OnlyFans y otras plataformas digitales hacen su particular «ganancia de pescadores».