LA HISTORIA

Así es el palacio flotante del emir de Catar que navega en Mallorca: un yate de 500 millones, considerado el más caro del mundo

Otros millonarios como Jeff Bezos y Mark Zuckerberg también escogieron en 2025 las Baleares para disfrutar de unas vacaciones

El yate bautizado como Al Lusail, cuenta con 123 metros de eslora, supera la longitud de cualquier campo de fútbol profesional | Foto: Javi Patón

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Mallorca presencia un espectáculo flotante de lujo sin precedentes en su costas gracias a la llegada de un superyate que redefine los límites de la exclusividad marítima. Los puertos baleares han sido testigo de cómo la jet set internacional vuelve sus ojos hacia el Mediterráneo. Pero ahora, la visita de una embarcación valorada en 500 millones de euros no sólo atrae todas las miradas, sino también abre la curiosidad sobre las vacaciones del emir de Catar y su familia en la Isla.

El reciente atraque de un superyate en Mallorca se suma a una lista estelar de visitantes ilustres. Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y numerosos magnates han dejado su huella en la isla durante los últimos veranos. Ahora, el último invitado ha causado especial impacto por las dimensiones colosales y el derroche de innovación a bordo de su navío. El yate bautizado como Al Lusail, cuenta con 123 metros de eslora, supera la longitud de cualquier campo de fútbol profesional y manifiesta el auge de las Baleares como polo mundial del turismo de súper lujo. Valorado en 500 millones de euros, es considerado el yate más caro del mundo.

Más que una muestra de riqueza, este yate es una declaración de intenciones en cuanto a la influencia internacional de quienes lo navegan. Además, el simbolismo va más allá de su imponente aspecto: en la cubierta, el nombre inscrito remite a una ciudad futurista del Golfo, reforzando la narrativa de modernidad, ambición y prominencia de sus propietarios en la escena global de 2025.

Un resumen del superyate que fascina en las Baleares

El navío, botado en 2017 por Lürssen Yachts, constituye un hito de la ingeniería náutica contemporánea. Combinando casco de acero, superestructura de aluminio y cubiertas de teca, la embarcación persigue el equilibrio entre elegancia y funcionalidad. La creación de sus espacios fue encomendada a los renombrados estudios H2 Yacht Design (exterior) y March & White (interiorismo), responsables de convertir cada rincón en un palacio flotante. El interior destila lujo sobrio con mármoles, maderas nobles y tejidos únicos, y ofrece dieciocho suites para treinta y seis invitados, atendidos por una tripulación de hasta cincuenta y seis profesionales.

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Entre las comodidades más notables, el superyate cuenta con cine privado, spa, gimnasio equipado, salón de belleza, helipuerto y garaje para embarcaciones menores. Zonas de barbacoa y plataformas de baño completan una oferta pensada para el máximo confort, privacidad y disfrute de los mares españoles. El amarre en Mallorca de esta joya náutica refuerza la tendencia de las islas a atraer fortunas globales y movilizar industrias vinculadas a la hostelería de ultra lujo.

La elección de Mallorca como destino no es casual. En los últimos años, Mallorca se ha establecido como refugio para magnates, artistas y empresarios que buscan privacidad, autenticidad y alto nivel de servicios. La llegada de superyates trasciende el ocio y puede leerse como movimientos estratégicos dentro de la diplomacia internacional. No es la primera vez que embarcaciones de esta envergadura sirven como espacios de reuniones privadas y acuerdos entre líderes o representantes de grandes corporaciones.

La simbología del nombre de esta embarcación es especialmente significativa en 2025. Lusail, la urbe moderna al norte de Doha que inspiró la denominación del yate, fue uno de los epicentros del Mundial de Fútbol 2022, un escaparate donde la capacidad de desarrollo, opulencia y proyección internacional quedó patente. En esa línea, cada activo de lujo de estos propietarios funciona como instrumento publicitario y diplomático, consolidando la imagen del país y sus intereses más allá de sus fronteras.

El desembarco de megayates en Palma y otros enclaves de Baleares genera, sin duda, beneficios económicos directos e indirectos para la región. Restaurantes de alta gama, proveedores de combustible, empresas de ocio náutico y servicios de mantenimiento experimentan repuntes de actividad cada vez que una de estas embarcaciones hace escala. Sin embargo, la concentración de fortunas puede suscitar polémicas en torno a la sostenibilidad medioambiental, la gentrificación y la desigualdad social.

Estudios publicados en 2024 por el Observatorio de Turismo Balear indican que la llegada de grandes fortunas ha impulsado el precio de servicios e inmuebles, dificultando el acceso a la vivienda a los residentes locales. Debates recientes en el Parlamento de las Islas Baleares han puesto sobre la mesa la necesidad de regular el impacto de este turismo premuim sin frenar su sustancial aportación al PIB regional.