Las aceras de Son Llàtzer l Óscar Romero, a tope l Las palomas de Capitán Vila

Circulas por las aceras que rodean Son Llàtzer se ha convertido en un problema | Foto: Click

TW
2

Una vecina de Palma que va una serie de días a la semana al hospital de Son Llàtzer, a revisiones, nos manda las fotos que ilustran este comentario. Las imágenes muestran el estado en el que se encuentran las aceras. Es una situación que para ella, que va en silla de ruedas y también para quienes están en condiciones similares, crea muchos problemas para avanzar. Incluso tienen dificultad si ponen en marcha el motor de la silla. Una parte del problema deriva de la presencia de malas hierbas.

Pero no es el único problema porque, además, tienen que sortear los desniveles, esquivar los ladrillos que sobresalen o no tropezar con los huecos que dejan los ladrillos. Y eso está ahí y así desde hace meses. Por eso nos seguimos preguntando si los servicios de mantenimiento de aceras son de la oposición porque si no, no lo entendemos. Mientras tanto, ¿qué hacemos? Porque, ante la evidencia, algo habrá que hacer, ¿no? De lo contrario, ya saben: lo que está mal tiende a empeorar.

28 años pinchando

Nos encontramos casualmente con Óscar Romero, unos de los DJ más veteranos de la Isla. Le vemos bien, muy en forma, con ganas de que comience la temporada, «que será la número 28», dice. «Arranco con la misma energía que en las anteriores, aunque, como acostumbro, con nuevos retos, que para mí son la clave para que no baje mi motivación. Aparte de eso, he de saber gestionar de forma óptima mi agenda, que, afortunadamente, este verano viene repleta», cuenta.

¡Menudo programa!

Y vaya que si le viene repleta. De entre sus residencias, cabe destacar –dice– «la Gintoneria de Beewi (Palma), Hotel Honucai (Colònia de Sant Jordi), Sala Papagayos (Colònia de Sant Jordi), Hotel Caramelo (Platja de Palma), etc.» «A ello he de añadir los shows en mis propias marcas, como Escándalo, Tardeo de Profes y Arrebato. Además, tengo verbenas en Cala d’Or, Biniamar, El Toro, Campos, Son Serra de Marina, Cala Llombards, etc y mis sesiones en festivales, como Reggaeton Beach Festival, en Mallorca, el 13 de julio, y Es Castell Summer Festival, en Menorca, el 4 de julio», apunta. Además, detalla tardeos y eventos para adultos, «donde me siento como pez en el agua!», exclama. «Debe de ser por cosas de la edad, ¿no?» y se echa a reír.

A ello añadamos el capítulo de eventos privados y bodas, a las que, «desde el año pasado, he estado dándoles más cabida en mi agenda, ya que ahora, en las bodas, quieren una fiesta por todo lo alto, un fiestón memorable para todos los invitados, por lo que puedo volcar todo mi show y conocimientos. Y encima nos lo pasamos súper divertido. ¡Ah!, y la sorpresa ha sido que en mi primer año dando cabida a las bodas, he sido uno de los ganadores de los Wedding Awards 2025, de Bodas.net, en la categoría de música. Y lo he sido entre 59.000 proveedores que optaban al galardón, por lo que para mí, conseguirlo, ha sido un lujo».

Por lo demás, Óscar nos comenta que si antaño lo que más cuidaba y preparaba en cada sesión era la música, «ahora cuido mucho mi estado físico, pues me he dado cuenta que para afrontar mis maratones pinchando, es vital estar en buena forma. Por ello, actualmente, mi prioridad es cuidar mi energía, mediante diferentes técnicas de meditación, alimentación, etc, con lo cual me aseguro llegar a cada show con mis niveles máximos de energía, lo cual llena la pista de baile más rápido que la misma música».

El palomar

Y ahora, pues otro problema a resolver a quien corresponda. Dicho sea de entrada que nada tenemos en contra de las palomas, animales pacíficos donde los haya, además de símbolo de la paz y en según qué lugares del mundo, correo de misivas entre habitantes de localidades aisladas en medio de la nada.

Ahora bien, cuando las palomas molestan, hay que decirlo a fin de que la autoridad competente resuelva, sin matarlas. Dicho lo cual, a lo que íbamos.

En el número dos de la calle Capitán Vila, de Palma, hay una relojería, con un letrero sobre su puerta de entrada. El letrero viene a ser una especie de cajón rectangular, que tiene abierta su parte de arriba. Este acceso convierte al letrero en un espacio ocupado por las palomas, que son unas ocho o diez, o puede que más, que salen cuando les place en busca de comida y agua con que refrescarse, ocasionando con ello daños colaterales, a saber: cagarrufas sobre la acera y sobre el letrero; además de las que dejan en balcones y ventanas del vecindario, lo cual ha obligado a muchos a colocar una rejilla a fin de que no entren.

Los vecinos han llamado a quien corresponde, pero les han dicho que como no es un edificio oficial, no pueden actuar, por lo cual deben de seguir aguantando a las palomas. Aunque a lo mejor, si intervinieran las asociaciones animalistas, igual encontrarían una solución con la que todos ganen sin que haya sangre.