El informe, publicado este viernes, destaca que la inmensa mayoría de estos helados son clasificables como productos ultraprocesados, caracterizados por su escaso contenido en grasas lácteas de calidad y una composición rica en aromas artificiales, jarabes y diversos aditivos alimentarios que generan preocupación entre los expertos en nutrición y seguridad alimentaria.
Los aditivos específicos
Entre los componentes señalados como problemáticos se encuentran específicamente el E-442, el E-471, el E-472c y los compuestos de la familia E-14XX. Estos aditivos, aunque permitidos por la legislación vigente en España y la Unión Europea (UE), son considerados como poco recomendables para el consumo habitual por diversas organizaciones dedicadas a la protección del consumidor.
Los expertos advierten que, si bien estos componentes cumplen funciones tecnológicas específicas como estabilizantes, emulsionantes o espesantes que mejoran la textura y conservación de los helados, su consumo frecuente podría estar asociado a efectos indeseables para la salud a medio y largo plazo, especialmente en poblaciones sensibles como niños o personas con determinadas patologías.
Calidad organoléptica decepcionante
El análisis no solo se centró en la composición química de los productos, sino también en sus características sensoriales. Para ello, un panel de expertos pasteleros realizó una exhaustiva cata de las 32 referencias, arrojando resultados bastante desalentadores en términos generales.
Los helados de chocolate destacaron ligeramente por encima del resto, mostrando mejores cualidades organolépticas. En contraposición, los de vainilla fueron duramente criticados por resultar «faltos de sabor», mientras que los de caramelo fueron descritos como «excesivamente dulces», algo que compromete seriamente su balance de sabores y su disfrute por parte del consumidor medio. Esta baja puntuación en términos de calidad sensorial viene a sumarse a la preocupación por los aditivos, configurando un panorama poco alentador para los amantes de este popular postre veraniego.
Importante carga calórica que varía según los sabores
Otro aspecto relevante del estudio es el análisis del aporte energético de estos productos. Según los datos obtenidos, el contenido calórico puede considerarse «alto» en términos generales, aunque se observan diferencias significativas dependiendo del sabor elegido.
Los helados más calóricos resultaron ser los de caramelo, con 268 kcal. por cada 100 gramos de producto. Les siguen los de chocolate, con un aporte de 236 kcal./100 g., mientras que los de vainilla se posicionan como los más ligeros de los analizados, aunque igualmente con un considerable aporte de 195 kcal./100 g.
Estas cifras cobran especial relevancia considerando que una ración habitual de estos productos suele superar los 100 gramos, lo que implica un aporte calórico significativo en una sola ingesta, especialmente preocupante en un país como España donde las tasas de sobrepeso y obesidad han aumentado en los últimos años.
Recomendaciones
Ante estos hallazgos, los expertos en nutrición recomiendan a los consumidores españoles moderar el consumo de estos productos, especialmente durante la temporada estival cuando su ingesta tiende a incrementarse notablemente. Se aconseja la lectura detallada de las etiquetas, prestando especial atención a la lista de ingredientes y a la presencia de los aditivos señalados como problemáticos.
Como alternativa, se sugiere optar por helados artesanales o elaboraciones caseras donde se pueda controlar la calidad de los ingredientes utilizados. También se recomienda considerar los helados etiquetados como ecológicos u orgánicos, que generalmente contienen menos aditivos artificiales y presentan perfiles nutricionales más equilibrados. En cualquier caso, los nutricionistas recuerdan que incluso las opciones más saludables de helados deben consumirse con moderación, integrándolos en una dieta equilibrada y variada, y no como sustitutos habituales de otros postres o meriendas más nutritivas.
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Si estos componentes o aditivos están permitidos por la legislación española y la europea, no hay nada más que decir. La OCU es una organización opaca y siniestra, más papista que el Papa cuando les conviene.