Adiós al carril bici de Blanquerna | Mix, atrapado en la parada del metro

El carril bici de Blanquerna tiene los días contados ¡Por fin, Cort se ha dado cuenta del peligro que es para los viandantes!

El carril bici de Blanquerna tiene los días contados. ¡Por fin, Cort se ha dado cuenta del peligro que es para los viandantes! Ahora hay que arreglar el estado del piso del cruce Blanquerna con Antoni Marqués

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Pues el Ajuntament de Palma ¡por fin!, se ha dado cuenta del peligro que supone para el viandante de Blanquerna el carril bici que recorre dicha calle peatonal -por tanto para peatones, no para peatones y otros vehículos- para terminar en una acera, que es peatonal.

Pues vaya por ello nuestras felicitaciones. Porque ya era hora.

Blanquerna con Antoni Marqués

Como también va siendo hora que arreglen el mal estado en que se encuentra el paso de peatones en la confluencia Antoni Marqués con Blanquerna, un lugar muy transitado por vehículos de todo tipo, pero que está cada vez peor, cada vez, en según qué partes, más hundido. Pues como decimos muchas veces, que lo que está mal, sino se arregla, empeorará más. Y ahí, no es que esté mal, es que está peor, por lo que, como alguien no lo remedie, puede haber el caos.

Cambios

Desde hace dos años, llegando estas fechas, nos preguntamos que por qué, habiendo equipo de refrigeración, las temperaturas de las zonas de espera de autobuses sobrepasan los cuarenta grados, y nadie haga nada. Incluso el año pasado le preguntamos desde esta página al señor conseller de Transportes del Govern si la temperatura de su despacho era igual que la de la estación, o se la ponía a su gusto, a fin de estar fresquito… Pero no lo supimos, pues no contestó… .

También, otros problemas que tiene dicha Estación Intermodal es que las escaleras mecánicas de entrada y salida por la plaza de España, o están rotas todas, o están rotas algunas, lo cual hacemos extensible a los ascensores que no siempre funcionan, lo cual obliga al usuario de trenes y buses a subir las empinadas escaleras a pie. Pero es que a veces, no solo te encuentras con escaleras y ascensores averiados, ¡es que no hay nadie que te eche una mano! Bueno, sí, hay un teléfono desde el que te contestan que van a avisar a la central, lo que significa que ¡a esperar toca!

«Pasa con frecuencia»

Hace unos días, Joan Monse, de Fibwi invitó a su programa, para entrevistarle, a Miquel Mix Manresa, minusválido -va en silla de ruedas-, y deportista -en breve intentará subir a la cima del Kilimanjaro con su silla a través de una de las rutas, concretamente la Maragui, una prueba muy dura, pero que espera superar-. Unos minutos antes de que diera comienzo el programan, Joan recibió una llamada de Miquel, que le decía que había quedado atrapado en la parada del metro del Polígono de ASIMA.

Joan con dos compañeros se acercaron al lugar encontrándose con él, en cierto modo tranquilo, «pues esto me ha pasado otras veces», les dijo. Y esto era haberse quedado sin salida posible, frente a la escalera metálica, averiada, y a pocos metros del ascensor, averiado también, y sin que nadie de la estación apareciera por ningún lado para echarle una mano. «Yo ya estoy acostumbrado. Y como por la escalera, por lo empinada que está, no puedo subir, ni tampoco por el ascensor, pues no funciona, tengo dos posibilidades de salir de aquí, o llamando por el teléfono, escuchando una voz que te dice que pasa nota de la emergencia a la subcontrata, lo cual supone esperar un rato más que considerable a que vengan a rescatarte, o esperar a que pase otro metro y bajarte en la próxima estación… Si es que funciona su escalera y ascensor».

Gracias a Joan Monse y a dos compañeros de Fibwi, Mix Manresa, pudo ‘subir’ la empinada escalera, empujado por ellos. El ascensor tampoco funcionaba.

Ni que decir tiene que Monse, tras saludar a los telespectadores, arremetió con toda la razón contra los responsables del metro, ante la indefensión que viven los usuarios, pues a veces se encuentran con los ascensores y las escaleras averiadas, y sin que nadie de la empresa ande por ahí a fin de echar una mano. «Yo, como digo, estoy acostumbrado a esto -reflexionó Miquel- pero me pongo en la piel de una persona mayor, en silla de ruedas o con problemas para caminar, que se encuentra con esto, y que esto le pase de noche, yendo a una urgencia… ¿Quién se responsabiliza de esta emergencia…? Porque sí, hay un teléfono, pero, a través de él, la ayuda no es inmediata, sino que a veces llega tarde, lo cual te puede poner al borde del ataque de nervios».

Pues he ahí el panorama. Las escaleras, muchos días, no funcionan, los ascensores, tampoco, y en las paradas, mismo. Y estamos hablando de una empresa que la pagamos todos, desde el sueldo del conseller al tornillo más insignificante. Y cuando llegue el verano y las temperaturas suban, ¡a ver qué pasa!