Tragos gloriosos de Whisky

Esta bebida, ese trago fuerte, matizado y repleto de historia, celebra este sábado su Día Mundial

Las botellas con diseño exclusivo disparan el coste de un whisky premium, como en el caso del Macallan del centro | Foto: M. À. Cañellas

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Frank Sinatra, la voz más carismática de la canción melódica americana, fue enterrado con una botella de Jack Daniel’s. Ya saben... la eternidad es demasiado larga para no lubricar sus noches. El de New Jersey prefería el bourbon, más suave que el escocés gracias a su filtrado con carbón de arce sacarino.

El caso es que el ‘agua de vida’ tuvo su origen en la Irlanda del siglo XV, aunque el documento legal más antiguo fue registrado en Escocia, de ahí la eterna disputa por su paternidad. Sea como fuere, en los últimos seis siglos este destilado ha experimentado su desarrollo y perfeccionamiento, así como la creación de diferentes perfiles. En el Día Mundial del Whisky, los amantes de este trago fuerte y matizado, pueden jactarse de engullir un trozo de historia en cada sorbo.

Elaborado a partir de la destilación de cereales que luego se añejan en barrica de roble, el whisky es un elixir cargado de una tradición que no sólo apunta a Irlanda, Escocia y Estados Unidos. Japón es otro de sus destacados productores, concretamente en el ramo artesanal, donde en las últimas décadas han incursionado con lucrativos resultados.

Ekaterina Smolova, experta en whisky del Club del Gourmet de El Corte Inglés, destaca «la calidad y atención que los japoneses prestan a los detalles en la elaboración, están más avanzados que el resto». En su opinión, el emergente whisky japonés se favorece «del agua de Japón, que es muy pura», también de su proceso de maceración en barricas de roble de Mizunara, que le da un toque especial, que no tienen los otros».

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Ekaterina Smolova, experta en whisky del Club del Gourmet.

Tradicionalmente, el whisky siempre se ha considerado un destilado casi exclusivo para el paladar masculino, le preguntamos a la experta si no es más que un falso mito. «Yo diría que sigue siendo así, salvando algún whisky japonés que son mucho más suaves gracias a su toque menos tostado». Lo razona más extensamente: «El golpe inicial de alcohol que tiene el whisky a las mujeres nos sigue cortando, su graduación es muy alta... Si tengo que tomar uno será japonés, son whiskys más agradables de beber».

Y, hablando de mitos: El whisky, ¿con o sin hielo? «Aunque depende de la temporada, es verdad que a un buen whisky ponerle mucho hielo le estropea el sabor. Digamos que no tiene que estar demasiado frío ni tampoco pasarse de caliente, un cubito de hielo nunca va mal», apunta.

Procedencia
Más allá de su procedencia, la experta destaca los detalles que diferencian un whisky de otro. «A grandes rasgos diría que el agua y la madera en la que se almacena». Por su parte, los whiskys de malta «no se mezclan en las barricas, mientras que los blend sí, son ensamblajes». El último en discordia, el bourbon americano, «es bastante ahumado, va bien con hielo porque tiene ‘mucha madera’».

¿Existe en Mallorca una buena cultura del whisky? Para empezar, Ekaterina nos dibuja el retrato robot del comprador: «Es un hombre que entiende y sabe lo que quiere, de entre 50 y 60 años, tanto mallorquín como extranjeros residentes».

En cuanto a las marcas, «Macallan es lo que más sale, tanto la gama de 12 años criada únicamente en una barrica como otra de 12 años criada en dos». Y luego están los whiskys que almacenan tras un aparador de vidrio. Sus precios quitan el hipo. «Son para clientes con un poder adquisitivo medio-alto que compra Macallan, Suntory o la línea Blue Label de Johnny Walker, este último se vende muy bien entre el público oriental, creo que han acertado con el marketing que lanzan para el Año Nuevo chino».

El resto de mortales se decanta por Glenfiddich y Dewar’s, mientras Jack Daniels «es la marca de quienes prefieren bourbon», concluye.