José Luis Ardura ante sus 77 años: «Hoy prefiero más ser feliz que tener razón»

«Mi vida ha sido un viaje fenomenal que ha discurrido por diversos caminos».

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José Luis Ardura, actor y relaciones públicas hasta que su condición física se lo permitió, cumplirá el próximo 25 de los corriente 77 años, que ya son años, ya, pero que, a pesar de los achaques que tiene, los lleva muy bien, con alegría y optimismo, puesto que solo se vive una vez.
A su vida, según nos contó hace unos días, la basa en una serie de normas, que me dicta para que le pregunte sobre ellas, y así dar a conocer cómo vive, por qué vive así, que beneficios obtiene viviendo así…

Ahora vive en el Coll felizmente, tras haber sido, durante años, vecino de los Reyes, ya que desde el balcón de su apartamento divisaba gran parte de Marivent, por lo que más de una vez nos llamó para decirnos «vente, que ya han llegado». A su perra, a la que por no poder darle los cuidados que se merece no la puede mantener, la ha dejado al cuidado de una amiga, no solo la ve de vez en cuando, sino que hay días que se pasa horas con ella. «Y de este modo, viéndonos, aunque se un ratito, los dos somos felices»

Usted ha vivido muchos años, y muchos de ellos, muy bien. ¿Qué le ha supuesto llegar a los 77?
— Llegando hasta aquí, he aprendido que la vejez, y el paso del tiempo, te dan sabiduría. Y que a estas alturas de la vida prefiero ser feliz que tener razón, lo cual tardé en reconocerlo. Pero ahora que lo practico, siendo feliz ante todo, me doy cuenta que la razón no te llena tanto ni te lleva tan lejos como la felicidad. Y a eso lo he percibido, repito, recientemente, a raíz de estar muy mal durante tres años, en que he comprendido que todo es relativo. También me he ido dando cuenta de que cómo solo vivimos una vez, hay que aprovechar la vida, sacando de ella lo mejor que tiene. Por eso, a partir de ahí, creo en la amistad, en el amor y en la Ciencia.

Entonces, pensamos que ahora mismo es muy feliz.
— Sí, y más lo soy viviendo mi vida sin necesidad de hacer daño a nadie. Y soy feliz también viendo que la gente me vea feliz. Por eso, hoy, a nada que salga de casa, iré al peluquero, ya que esta noche asisto a una fiesta y quiero que la gente me vea guapo y contento. Naturalmente, tampoco olvido la edad que tengo, así como las arrugas y las cicatrices que hay en mi cuerpo, lo cual me tomo como si fueran las medallas que he ido acumulando a lo largo de mi vida.

Ardura tiene una frase muy suya: ‘¡Cómo estropea los cuerpos el agua...!’

¿La puede resumir?
— La vida, para mí, ha sido un viaje fenomenal que ha discurrido por diversos caminos. De no haber conocido, y vivido, con Paco Palos, mi vida no hubiera sido igual, dado que gracias a él pude debutar como artista en el espectáculo de Sara Montiel, pude vivir en Madrid y Montecarlo, codeándome con gente famosa e influyente, compartí con él un chalé en Santa Ponça, donde recibíamos a gente conocida y celebrábamos fiestas. Hice cine y teatro. Y luego, cuando me tocó trabajar, lo hice, ya fuera en el bar que tuve en Magaluf, ya fuera como relaciones públicas en diversos locales de ocio de la Isla, ya fuera como colaborador en programas de radio y televisión…

Vamos, que su vida podría dar para un buen libro.
— No lo dudes. No solo por la cantidad de chismes e historias de famosos que he contado, sino por las que me he callado. Más de una vez pensé en escribirlo, pero ahora creo que ya es tarde.

¿Con qué se quedas de estos 77 años?
— Son muchos años que dan para mucho, pero cuando hago balance de lo vivido, veo que la vejez, el paso del tiempo, te dan sabiduría, por lo cual, hoy, como te he dicho antes, prefiero ser feliz a tener razón. Esto tardé en reconocerlo, pero desde entonces lo tengo claro: ante todo, sé feliz, y cómo solo vivimos una vez, hay que aprovechar la vida, a la que vivirla sin hacer daño a nadie. También, llegando a una edad, como me ha pasado a mí, sabes lo que puedes hacer y lo que no. Ahora hago lo que me dicen los médicos y... Pues que llegando a este punto tengo que hacer una mención a la labor inconmensurable a mi nefrólogo, el Dr. Buades Fuster, porque de hacer tres sesiones de diálisis semanales, pasé a una, lo cual me cambió la vida para bien. Sí, porque después de lo que pasé a lo largo de tres años, ahora estoy fenomenal. Vamos, que me siento como nunca

Pese a los años, ¿tiene proyectos?
— Cómo todo el mundo, pero como muy bien decía Dante en la puerta del infierno de su Divina comedia, hoy por hoy, por mi bien estar, abandono mis proyectos. Y es que vivo el presente, y como he dicho antes, sigo el consejo de los médicos, procurando no bajar nunca la guardia.

¿Le preocupa, o le ha preocupado alguna vez, el qué dirán? Lo que se pueda haber dicho de usted. Porque hoy día la gente habla de uno y...
— ¡Que va...! En absoluto. Ni antes, ni ahora, ni mañana... He sido y soy cómo soy, y no como le gustaría a los demás que fuese. Por otra parte, pienso que todo el mundo es bueno mientras no se demuestre lo contrario. Pero lo que si noto es lo mucho que, con el paso del tiempo, estropea los cuerpos el agua…

Pese a los achaques, a José Luis le gusta arreglarse, que la gente le vea guapo, sobre todo si alguna tarde-noche tiene que asistir a un acto, o a una fiesta, como sucedió a lo largo del puente. Pues ¡helo ahí!, entre todas las mujeres.

Más de una vez ha dicho que cuando se mueras dejará escrito que entreguen su cuerpo a la ciencia.
— Sí, como donante de órganos que soy, hace tiempo así lo decidí y así será. Y es que creo mucho en la ciencia, sobre todo porque gracias a ella se salvan muchas vida.. Y sin ir más lejos, la mía. Porque, ¿sabes?, estuve en la UCI durante diez días, medio muerto, y a punto de desconectarme... Y pese a eso, lograron devolverme a la vida. Por ello, creo en la ciencia, y si mi cuerpo, por poco que sea, contribuye en algo que la favorezca... Pues que seré feliz. Por eso lo dono.