Relevo en la Iglesia Católica

Fumata blanca o negra: desvelan la fórmula química para que el humo de la Capilla Sixtina cambie de color

Se trata de un método de anunciamiento que el Vaticano lleva empleando por más de un siglo

Así se vio la fumata blanca cuando se eligió al Papa Francisco | Foto: Reuters

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Cada vez que se reúne el cónclave de cardenales en el Vaticano para elegir a un nuevo Papa, el mundo entero está pendiente de las famosas fumatas que emanan desde la chimenea de la Capilla Sixtina. Una fumata blanca indica que hay nuevo Pontífice, mientras que la fumata negra señala que aún no hay consenso. Pero, ¿cómo se producen exactamente estos icónicos humos de colores?

Durante el cónclave, se realizan hasta cuatro votaciones diarias, excepto el primer día que solo hay una. Tras cada ronda, las papeletas de los cardenales se queman en una antigua estufa de hierro de un metro de altura. Si algún candidato obtiene la mayoría necesaria de dos tercios, se añaden sustancias químicas específicas para generar el humo blanco. En caso contrario, el humo será negro.

El color del humo depende del tipo de combustión que ocurre dentro de la estufa. Para la fumata negra, se busca una combustión incompleta que forme hollín, tradicionalmente añadiendo paja húmeda o sustancias como negro de humo. En cambio, para lograr el humo blanco se requiere una combustión completa que genere principalmente vapor de agua y dióxido de carbono.

Para el cónclave de 2013, donde fue elegido el Papa Francisco, por primera vez se utilizaron dos estufas independientes: una para quemar las papeletas y otra auxiliar que emita el humo del color correspondiente. La estufa auxiliar cuenta con un dispositivo electrónico que activa cartuchos con la mezcla química adecuada durante unos 7 minutos.

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Fórmulas químicas para cada color

El Vaticano ha revelado la composición exacta de los fumógenos utilizados para cada tipo de fumata. Para producir el humo negro se emplea una mezcla de perclorato de potasio, antraceno y azufre. Mientras tanto, el humo blanco se consigue con clorato de potasio, lactosa y colofonia, una resina natural proveniente de las coníferas.

Ambas chimeneas, la de la estufa tradicional y la del aparato auxiliar, se unen en un solo conducto que desemboca cerca del techo de la Capilla Sixtina. Para favorecer la salida del humo, los conductos se calientan con resistencias eléctricas y cuentan con un ventilador de reserva. Aun así, para disipar cualquier duda sobre el color, las campanas de la Basílica de San Pedro repicarán si la fumata es blanca.

Una estufa con historia

La antigua estufa de hierro usada en el cónclave atesora una larga historia. En su tapa superior están grabados los años y meses de los cónclaves en los que ha sido protagonista: desde la elección de Pío XII en 1939, pasando por los papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y II, hasta llegar a Benedicto XVI en 2005. Ahora, esta veterana estufa está lista para proclamar con su humo al sucesor del papa emérito.

Así que la próxima vez que veas emanar la fumata blanca o negra desde el Vaticano, ya sabrás que detrás de ese icónico humo hay una cuidada elaboración, sustancias químicas precisas y una estufa cargada de historia. Una bella tradición que mezcla lo ceremonial con lo técnico para anunciar al mundo un momento trascendental para la Iglesia Católica.