Chacovachi

«El payaso es la exageración de la humanidad»

Circaire, el festival de circo de Alcúdia, acoge a Chacovachi, el autoproclamado ‘payaso filósofo y anarquista’ argentin

Fernando Cavarozzi, más conocido como El Payaso Chacovachi. | Foto: Xavi Solà

TW
1

Comenzó mucho antes antes de que los malabaristas se apostaran junto a los semáforos para amenizar los cambios de disco. Cuatro décadas después la calle sigue siendo su hábitat, aunque hoy transita las aceras de medio mundo con su audaz propuesta, atravesada por una única premisa: no subestimar la inteligencia de los niños. Fernando Cavarozzi, más conocido como Chacovachi, se define como un payaso filósofo y anarquista. Creció con los gags de Gaby, Fofó y Miliky y a sus 63 años está considerado uno de los grandes embajadores de la risa.

¡Cuidado! Un payaso malo puede arruinar tu vida es el show que le traerá a Mallorca el próximo 4 de mayo, en el marco de Circaire, el festival de circo de Alcúdia. La carpa del Circ Bover acogerá al artista argentino en horario partido, a las 13.00hs y 17.00hs

¿Pesa la etiqueta de ser considerado uno de los mejores payasos del mundo?
—No me presiona, tuve que acostumbrarme, aunque no me gusta, la verdad.

‘Cuidado! un payaso malo puede arruinar tu vida’ suena a advertencia al público…
—Lo es... (risas). Es importante que el público sepa que no soy un payaso tradicional, mi payaso es controversial y disruptivo, tienen que saber lo que van a encontrarse.

¿Cómo es la vida en el mayor escenario del mundo?
—Nací trabajando en la calle para niños y mayores, ricos y pobres, eso te da una universalidad. La calle es una gran escuela.

Sin una reinvención, ¿cree que el modelo clásico del payaso está abocado a su desaparición?
—Creo que sí. El payaso que está trabajando para los niños como lo hacían Gaby, Fofó y Miliky está abocado a desaparecer porque la sociedad ha cambiado mucho.

La sociedad ha cambiado mucho pero los valores del artista itinerante siguen siendo los mismos...
—Así es, los valores del artista itinerante no cambian desde la época de Babilonia. Son personas libres que buscan la valoración de unos desconocidos. Quieren llamar su atención, parecerles interesantes, hacerles sonreír y que les paguen por ello.

¿Qué papel tienen las artes escénicas en un mundo cada vez más digitalizado?
—Uf, son fundamentales porque aportan humanidad, es algo que la Inteligencia Artificial no va a poder suplantar.

¿En su profesión es mejor mostrar o sugerir?
—Ambas cosas, cuando mostramos actuamos y cuando sugerimos se abre el espectro.

¿Cree, como Charlie Rivel, que el ADN del payaso contiene respuesta a temas íntimos pero universales?
—Sí, absolutamente. El payaso es la exageración de la humanidad.

Aunque clown significa payaso en inglés, existe una gran diferencia entre ambos. ¿Cree que el clown ha desfigurado la imagen del payaso?
—Sí. Hace mucho tiempo que empecé a notar esa diferencia entre ambos. Son bastante distintos, en el payaso hay una teatralización, el espectador tiene que ver primero a la persona y luego al artista, y en el clown eso no pasa.

Chacovachi saluda durante una actuación.

Usted defiende la incorrección del humor, pero ¿realmente podemos reírnos de todo?
—Justamente voy a dar una charla sobre los chistes prohibidos. Creo que nos podemos reír de todo en función del lugar y el momento, pero siempre mirando hacia arriba, nunca hacia abajo. Hay que burlarse de los poderosos.

A diferencia de los espectáculos de sala, en la calle se trabaja con un público que, a menudo, ‘pasaba por allí’… ¿esa aleatoriedad los hace más difíciles o imprevisibles?
—Exacto, los hace más difíciles e imprevisibles. Lo ideal es que el público venga a verte porque te conoce, cuando nadie te conoce tienes que ir con pies de plomo.

Chaplin decía ‘No trabajes ni con niños ni con perros, se llevarán todos los aplausos’. Aún así, dígame: ¿echa de menos a Filippo? (su perro)
—Trabajó muchos años conmigo, me gustaba mucho trabajar con él.

Usted que ha trabajado en decenas de países, dígame: ¿La risa es distinta según la nacionalidad?
—Sí, desde luego, hay lugares donde la gente es mucho más dura para reír.

¿Cuál es el país más difícil donde ha actuado?, ¿y el más fácil?
—Diría que el mejor público es el brasileño, son eralmente maravillosos. Y el más complicado al que me he enfrentado en España ha sido al público catalán.

¿Qué siente cuando alguien utiliza la palabra payaso como insulto?
—Me gusta la dicotomía que tiene la palabra. No me parece malo, el payaso está en todas partes, hay payasos buenos y payasos malos. Para mí Javier Milei (presidente de la Nación Argentina) es un payaso malo, yo no creo que su intención sea hacer reír pero desde luego lo consigue.