ADOPCIÓN DE ANIMALES

La nueva vida de Max tras mil días en la perrera

El pastor belga ya disfruta de su nuevo hogar en Biniali, junto a otros cuatro perros

Imagen de Max en su nuevo hogar en Biniali tras casi tres años en la perrera municipal de Son Reus, en Palma. | Lalo Garau

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Después de tres años y dos meses viviendo en una jaula en Son Reus en espera de adopción, Max ya está plenamente adaptado a su nuevo hogar. Este pastor belga malinois de carácter noble y sociable fue hasta el pasado 12 de abril, fecha de su adopción, el animal más veterano en la perrera municipal de Palma.

Ahora, convive en una finca de Biniali con su nuevo dueño, Marc S., y otros cuatro perros, también recuperados de perreras, llamados Sammy, Luna, Tyson y Speedy. También comparte casa con los gatos Imphi y Carla y otros animales, como pavos reales o gallinas. «Se está adaptando muy bien y poco a poco se está incorporando a la manada», asegura su nuevo dueño, quien supo de la historia de Max gracias a una publicación en Instagram de Ultima Hora. «Me pregunté por qué un perro tan magnífico llevaba tanto tiempo sin encontrar hogar y me puse en contaco con Leonardo, un voluntario de la perrera que es un verdadero ángel para los perros que viven allí, y me explicó todo sobre él», asegura.

«El nuevo dueño de Max actuó de manera ejemplar», asegura Miguel Elvira, presidente de Peluditos de Son Reus, entidad que vela por lograr que los animales que viven en Son Reus encuentren un hogar. «Vino varias veces a ver al perro, pasear con él, conocerle y ver qué tal se llevan antes de adoptarlo. Además, esperó a tener la casa plenamente acondicionada para recibirle antes de llevárselo».

Hace unos dos meses, Marc empezó a visitar a Max en Son Reus para familiarizarse con él. «Desde el primer momento, vi que lo que tenía era pura ansiedad, pero es un pedazo de pan», asegura. De su historia, solo sabe que se lo encontraron atado a una farola con tres años. «Creo que algo le educaron, porque va directo a su box cuando le llevo en coche», sospecha Marc, quien ya ha logrado que responda a las órdenes de ‘siéntate’ y ‘ven’, gracias a una pelota azul que se ha convertido en el amuleto que calma su ansiedad y atrapa su atención.

«Ha cambiado muchísimo en estas dos semanas en libertad. Es un perro que necesita mucha actividad, así que lo llevo conmigo a mi trabajo y se pasa el día activo», indica Marc, quien es administrador de una finca. «Me acompaña a hacer rondas por los terrenos de la finca y se lleva bien con caballos, ovejas y otros animales. Es un perro increíble», destaca Marc, quien, tras convertirse en la persona de referencia de Max, trabaja ahora en integrarlo en la manada de perros con los que debe convivir ahora. «La llegada de un nuevo individuo, y además así de grande y poderoso, trastoca el equilibrio jerárquico de la manada, así que hay un proceso de adaptación que creo que podremos culminar en un par de semanas», indica Marc, quien defiende la adopción frente a la compra de perros. «Jamás daría dinero a alguien que se gana la vida vendiendo animales. Los perros de perrera solo necesitan amor. Si se lo das, ellos te lo devuelven con creces».

Facilitando la adopción

Se da la feliz circunstancia de que el mismo día que adoptaron a Max, también se despidió de Son Reus otra veterana, una pitbull blanca llamada Tena que llevaba casi tres años en la perrera y también encontró familia de adopción. Sin embargo, quedan en la perrera otros perros que llevan hasta tres años allí y no acaban de tener salida, a pesar de que Peluditos de Son Reus colabora económicamente con los adoptantes para facilitar su salida, además de celebrar periódicamente desfiles para dar a conocer a veteranos de Son Reus y favorecer su adopción. Los próximos serán el 7 de junio en Son Reus y el 31 de mayo en Fan Mallorca.