REACCIÓN

«Los mallorquines hemos dejado morir Son Amar»

Rosa de Lima, su maestra de ceremonias durante 14 años, valora el cierre de la emblemática sala de espectáculos

Rosa de Lima durante una actuación en octubre del año pasado | Foto: M. À. Cañellas

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El emblemático Son Amar cerró ayer sus puertas tras de más de 60 años de historia dejando huérfanos a unos 150 trabajadores y a una parte importante de la sociedad que durante décadas disfrutaron allí de todo tipo de eventos. Desde justas medievales a conciertos de rock o electrónica pasando por sus famosos espectáculos de variedades.

La cantante Rosa de Lima fue la maestra de ceremonias de este recinto durante 14 años. En declaraciones a este periódico ayer lamentaba que su cierre «es una verdadera lástima porque era un redil que quedaba de la Mallorca turística de los años 60. La verdad es que es una noticia triste porque Son Amar tiene las mejores infraestructuras no solo en Baleares sino en toda Europa» y añadió que «si que es verdad que cuando la propiedad del negocio pasó de Damià Seguí a Andreu Gelabert y luego a la familia Withaker hubo un cambio».

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De Lima define su experiencia en de la carretera de Sóller como «agridulce» a la vez que «un trabajo muy duro e intenso» y critica que «de las 1.500 personas que podían venir cada noche muy pocas eran mallorquinas. La gente lo confundía Son Amar con un sitio donde comer ‘porçella’ cuando era uno de los lugares punteros en Europa. Lo hemos dejado morir nosotros (los mallorquines)».

Además, carga contra las instituciones públicas ya que, según ella, «el apoyo gubernamental siempre brilló por su ausencia» y sentencia que «hay un declive terrible porque dejamos morir cosas como esta que realmente valen la pena».

La artista mallorquina también se encargó del ‘management’ de la sala de conciertos durante unos años en los que artistas nacionales de primer nivel como Loquillo, Bunbury o Supersubmarina actuaron en ella. De hecho, De Lima recuerda que el exvocalista de Héroes del Silencio, «que es uno de los artistas más exigentes a nivel técnico, flipó con las instalaciones».